Opinión

Una final para España antes del Mundial

El sistema de Luis Enrique no varía ni cuando el partido lo pide a gritos

Luis Enrique, durante el partido ante Suiza
Luis Enrique, durante el partido ante SuizaToni GalánAgencia EFE

Capaz de ganar y perder con cualquiera, España necesita girar 180 grados en el partido frente a Portugal si quiere jugar la «Final Four» de la Liga de Naciones del próximo verano. Mirando el vaso medio lleno, si había un partido para perder, era el de Zaragoza frente a Suiza. Seguimos dependiendo de nosotros mismos y sólo ha cambiado que frente a Cristiano Ronaldo y los suyos ya no nos vale el empate.

Para el que quiera ver el vaso medio vacío, la derrota dejó en evidencia la fragilidad defensiva de la selección española, esta vez naufragando cada vez que el rival sacaba un córner. La falta de contundencia en las áreas ha sido un deber de este equipo ya desde los tiempos de Julen Lopetegui, algo que Luis Enrique no ha conseguido solucionar por el momento. Seguimos siendo más blandos atrás que el día de la madre, pero si normalmente lo compensábamos con la capacidad de generar peligro en el área rival, el portero suizo tuvo menos trabajo que el sastre de Tarzán.

La confianza del entrenador asturiano en tres jugadores que no atraviesan por su mejor momento futbolístico para jugar de inicio, fue demasiada losa para un equipo donde faltaban desmarques al espacio y sobraban jugadores que querían el balón al pie. La titularidad de Marco Asensio como falso 9, con Borja Iglesias y Álvaro Morata en el banquillo, y Aspas en su casa, es difícil de entender. La selección estuvo lenta, previsible, sin chispa y, como siempre, encorsetada en un sistema que no varía ni cuando el partido pide un cambio a gritos. Toda la esperanza se pone en que los que salen del banquillo estén inspirados y, como ocurrió el sábado, no siempre es suficiente.

Contundencia defensiva, desborde por banda y movimientos al espacio de delanteros puros serían cualidades que darían muchas posibilidades a España de ganar en Braga y liderar su grupo, tanto para lograr la clasificación en esta Liga de Naciones, como para llegar con buenas sensaciones al Mundial de Catar, que está a la vuelta de la esquina. Luis Enrique insiste una y otra vez que fue un tropiezo sin importancia, que pasara lo que pasara, se habían ganado la opción de jugárselo todo en Portugal, donde, según el míster, está la verdadera final.