Opinión

El Atlético, loco por el drama

En el entorno rojiblanco todo vale con tal de quitar mérito a la gestión del club

Antoine Griezmann, en el partido en Mestalla
Antoine Griezmann, en el partido en MestallaAFP7 vía Europa PressAFP7 vía Europa Press

Último día de mercado y el Atlético vive su drama habitual. Todo el mundo esperando un fatal desenlace que ya hace tiempo dejo de ser costumbre, pero que vende mucho y sigue con el relato catastrofista a pesar del rumbo ascendente alcanzado todos estos años. El último jugador que salió al final de mercado fue Thomas, previo pago de su cláusula de rescisión y provocando la llegada de Kondogbia, en un año donde, oh cielos, termino siendo campeón de Liga. Justo en el último día de mercado de hace un año, Saúl marchaba rumbo a Londres para hacer sitio a Griezmann. Todo el mundo aplaudió el cambio, pero hoy deciden no acordarse de aquello.

El entorno echa espuma por la boca por la llegada de Reguilón, al que a priori se le aventuran pocos minutos, a cambio de un Lodi que no contaba para el entrenador. Lo demás, Morata por Suárez o Witsel por Herrera, suficiente para que la sensación sea la de un equipo que va a pasar a pelear por no descender. Es inaudito, pero la capacidad de ahogarse en un vaso de agua no desaparece nunca, por mucho que el crecimiento sea incuestionable.

Es curiosa la importancia que adquieren los jugadores según cogen la puerta de salida, pero con tal de quitar valor a la gestión del club, todo vale. Mientras tanto, dos victorias en tres partidos, pero con un juego que deja muchas dudas. Eso sí, el plan parece claro: mucha intensidad, poco fútbol y decidir los partidos por calidad individual. La artillería pesada con la que cuenta Simeone en el banquillo, la tienen muy poquitos equipos en el mundo. Con el mercado cerrado, quedará por resolver la situación de Griezmann, al que igual que a Barca y Atleti, le interesa que cambie la situación actual de un acuerdo que obligaría al equipo rojiblanco a desembolsar 80 millones en dos años si juega más del 50 por ciento de los partidos.