Opinión

Griezmann brilla en la oscuridad

El francés, resuelta su situación contractual, se siente el líder del equipo, se echa la responsabilidad a la espalda y cuenta, él sí, con la total confianza del entrenador

Griezmann celebra con sus compañeros uno de sus goles en el Benito Villamarín
Griezmann celebra con sus compañeros uno de sus goles en el Benito VillamarínJosé Manuel VidalAgencia EFE

En esta tómbola en la que deambula esta temporada el Atlético, el pasado martes salió cruz ante el Rayo Vallecano y en la undécima jornada ha salido cara ante el Real Betis. Después de un primer tiempo para olvidar en el Benito Villamarín, uno más, y un segundo que llevaba la misma pinta, un gol olímpico de Griezmann, con la ayuda de la cantada de Rui Silva, dio la confianza suficiente a los rojiblancos para luego ampliar su ventaja. Fue en la única jugada de auténtica calidad del equipo visitante.

Con 0-2 en el marcador y 20 minutos por delante, el guion esperado. Cero sorpresas. Una vez más el equipo dio su mítico paso atrás, llegó el gol de los locales, que pudieron llegar a empatar con un tiro de Álex Moreno que se estrelló en el larguero. El plan es arriesgado, podrá gustar más o menos, pero a nadie nos pilla ya por sorpresa. Las victorias en Bilbao y en Sevilla han llegado por un partidazo de Oblak y Reinildo y por un disparo que no encontró portería por muy poco.

El Atlético es un equipo más sólido fuera de casa que en el Metropolitano, pero da la sensación de que eso es pura casualidad. El juego no dista mucho entre unos partidos y otros. Lo que parece que fue una estrella fugaz, que nadie sabe si volveremos a ver dentro de poco, es el juego que se mostró en la Champions ante el Brujas. Quizá la necesidad de ganar sí o sí el miércoles al Bayer Leverkusen nos regale un partido más atrevido, pero la realidad es que si no eres del Atlético y te guía una pasión irracional por el equipo, es muy difícil pensar en un aficionado al fútbol al que le dé por disfrutar viendo un encuentro de los colchoneros. Lo único bueno que se lleva uno a la vista son los momentos en los que el balón pasa por las botas de Griezmann. El francés, una vez resuelta su situación contractual, se siente el líder del equipo, se echa la responsabilidad a la espalda y cuenta, él sí, con la total confianza del entrenador.