Tres derrotas

El Real Madrid supera los fantasmas del LiverpooI y de París

El Real Madrid ha perdido sólo tres de las 17 finales que ha jugado en la Copa de Europa. La última, contra el equipo inglés y en el Parque de los Príncipes en 1981

Van Dijk llora después de la derrota del Liverpool en la final
Van Dijk llora después de la derrota del Liverpool en la finalRONALD WITTEKAgencia EFE

El Liverpool es el último equipo que había derrotado en una final de la Copa de Europa al Real Madrid, que nunca ha perdido una final del torneo desde que se llama Liga de Campeones. Las tres derrotas hasta el momento le llegaron en la Copa de Europa, una competición más elitista, que sólo admitía a los campeones aunque no lo llevara tan a la vista en el nombre.

Una competición que el Real Madrid ganó en sus cinco primeras ediciones. En la sexta se cruzó con el Barcelona en semifinales y sufrió su primera eliminación. Y a la séptima llegó la primera derrota en el partido decisivo. El rival era el Benfica de Eusebio, el único futbolista capaz de discutir con Di Stéfano cuál de los dos era el mejor. Aunque nunca hubo otro como Alfredo.

Marcó tres goles Puskas, que pusieron al Real Madrid en ventaja. Primero 0-2 y luego 2-3. Pero en la segunda parte, Eusebio llevó a su equipo a repetir como campeón de Europa (5-3). Aquella fue la primera derrota del Real Madrid en una final y la última victoria del Benfica, que tuvo la ocurrencia de despedir a su entrenador, Bela Guttman. El técnico lanzó una maldición contra el club portugués que a estas alturas se mantiene. No ha vuelto a ganar una final europea de ninguna competición.

Era 1962 y el Real Madrid sólo tuvo que esperar dos años para regresar a una final. Esta vez contra el Inter de Milán. Fue la segunda derrota madridista en una final (3-1) con dos goles de Mazzola y contra un equipo liderado por Luis Suárez y con Helenio Herrera en el banquillo. Aquel partido significó la despedida de Alfredo Di Stéfano del Real Madrid. Santiago Bernabéu ya pensaba en la renovación de una plantilla que acabó desembocando en el «Madrid de los ye-yés», que ganó la sexta Copa de Europa en 1966.

José Emilio Santamaría, compañero y amigo de Di Stéfano en aquellos años, confesó tiempo después que había intentado evitar la marcha de Alfredo. El presidente pensaba que debía ir dejando paso a los jóvenes y le ofreció seguir si se adaptaba a jugar en una banda. Lo veía mayor para seguir bajo los focos del futbolista total que partía desde la posición de delantero centro.

Di Stéfano se marchó al Español, entonces se llamaba así, y se retiró dos temporadas después. En 1966, el mismo año en que Paco Gento se convirtió en el único futbolista que ha ganado seis Copas de Europa. A día de hoy sólo dos equipos la han ganado más veces que él. El Real Madrid, con sus trece triunfos y el Milan, que tiene siete. Gento sigue empatado con el Bayern de Múnich y con el Liverpool.

Del «Madrid de los ye-yés» se pasó al «Madrid de los García». García Remón, García Navajas, García Cortés, García Hernández y Pérez García le daban nombre. La mayoría de ellos llegados desde la cantera, salvo García Navajas, fichado del Burgos por 35 millones de pesetas. «Un pastizal de la época», dice García Cortés.

Los dos fueron titulares, los dos únicos García de la alineación. Pero no pudieron con el Liverpool (1-0), que ya había ganado sus dos primeras Copas de Europa y que todavía ganaría una más, en el 84 a la Roma, antes de sufrir la histórica sanción que lo apartó durante años por la tragedia de Heysel. En aquella época los ingleses ganaron seis Copas de Europa seguidas.

«No me pareció un gran partido. Estábamos más preocupados de defender y de que no nos metieran gol que de llegar a la portería contraria», recuerda García Cortés, que en aquel partido tuvo que marcar a Dalglish. ”Yo creo que hice un buen trabajo con él. Él no hizo mucho dentro del terreno de juego, no hizo ninguna jugada espectacular. El partido fue muy trabado, de pocas ocasiones de gol, mucho centro del campo, poca delantera. Yo estuve todo el partido con él y tocó cuatro balones. Igual que los toqué yo. Cada vez que iba a tocar el balón, ya estaba yo encima para tocarle, para agarrarle, para empujarle. Lo que era un marcaje de la época”, añade.

Ahora el Real Madrid ya ha espantado la maldición del Liverpool y de París.