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0-2. El Barça también gana sin Messi

Leo se quedó en Barcelona por el nacimiento de su tercer hijo, pero su equipo no lo necesitaba para derrotar al Málaga

Los jugadores del FC Barcelona, el defensa Jordi Alba, el delantero uruguayo Luis Suárez y el defensa francés Samuel Umtiti, celebran el gol marcado por Suárez ante el Málaga
Los jugadores del FC Barcelona, el defensa Jordi Alba, el delantero uruguayo Luis Suárez y el defensa francés Samuel Umtiti, celebran el gol marcado por Suárez ante el Málagalarazon

Leo se quedó en Barcelona por el nacimiento de su tercer hijo, pero su equipo no lo necesitaba para derrotar al Málaga.

No estaba Leo Messi, pero Jordi Alba encontró un socio alternativo. Su centro desde la izquierda lo persiguió Luis Suárez con más decisión que los defensas que lo acompañaban en la carrera y Roberto no pudo alcanzar su cabezazo. Sólo necesitaron quince minutos los azulgrana para demostrar que el Barcelona no sólo es Leo. Es verdad que el Málaga es último muy destacado y que Valverde no quiso reservar a nadie. Lo único que diferenciaba a la alineación de la que derrotó al Atlético eran las ausencias de Iniesta, lesionado, y de Messi, que se quedó en Barcelona por el nacimiento de su tercer hijo.

Y eso permitió la presencia de Dembélé desde el comienzo. El francés se va liberando poco a poco, como demostró en la asistencia del segundo gol a Coutinho. En la acción mostró velocidad, pausa y precisión. El toque del brasileño con el tacón para marcar fue el mejor final para la jugada.

El Málaga ponía ganas, a veces demasiadas, como le ocurrió a Samu. El centrocampista, que regresó en el mercado de invierno al club de su vida, embistió por detrás a Jordi Alba. No tuvo dudas el árbitro, que le enseñó la roja y el camino de los vestuarios. Pero eso no hizo que se rindieran los locales. Especialmente En-Nesiry que, inexplicablemente, mandó fuera un cabezazo que parecía encaminado a la portería. Después pareció capaz de arrasar con todo en la búsqueda de un gol que nunca llegó.

Con los dos tantos, el Barcelona no necesitaba más, aunque Luis Suárez no renunciaba a nada. Sus ganas no le permitieron marcar más goles y le costaron una tarjeta amarilla por una falta a Ignasi Miquel. Pero en la primera parte ya había mostrado todas sus virtudes. En el cabezazo del gol y en una jugada anterior, todavía con el empate a cero, en la que exhibió fuerza, velocidad, regate y falló en lo que más domina, el remate.

Tampoco le hizo falta exprimirse al Barcelona, no tan brillante como en otras épocas, pero igual de contundente. Aunque no estuviera Messi.