Atlético de Madrid

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Lemar consigue el premio para el Atlético

Marcó el único gol en la victoria rojiblanca en Eibar en un partido sin demasiado fútbol

Lemar remata el gol de la victoria del Atlético / Foto: VINCENT WEST / REUTERS
Lemar remata el gol de la victoria del Atlético / Foto: VINCENT WEST / REUTERSlarazon

Marcó el único gol en la victoria rojiblanca en Eibar en un partido sin demasiado fútbol

Lemar salió del banquillo para despertar al Atlético. Remató en el área pequeña un pase de Koke en una jugada que encontró descolocada a la defensa del Eibar. Sólo así, aprovechando el ligero descontrol que generó una pelota disputada de cabeza en el centro del campo, parecía capaz el Atlético de marcar.

Los rojiblancos se activaron en los últimos minutos después de pasar la mayor parte del partido viendo de lejos el área del Eibar. Correa había mandado al cuerpo de Dmitrovic el balón que le había dejado Morata para que encarara el mano a mano con el portero. Era el minuto siete y se suponía que después de eso llegaría algo más que el vacío en que se convirtió el partido y del que, por momentos, sólo parecía dispuesto a sacarlo Vitolo.

Las áreas no se pisaban y el Atlético tuvo que esperar más de una hora para comprobar si Dmitrovic seguía teniendo manos. Koke disparó desde fuera del área y el portero despejó a córner el lanzamiento. Minutos después llegó el remate de cabeza de Godín en un lanzamiento de falta de Koke.

El Atlético, quizá, echaba de menos a Griezmann, sancionado. O echaba de más las peleas con Diego Costa durante la semana. El delantero internacional no podrá jugar hasta el final de temporada pero ha centrado la atención del equipo rojiblanco durante la semana. Y sin otro objetivo que conseguir que la segunda plaza, que no se diferencia en nada de la cuarta, la intensidad que acostumbra a exhibir el equipo de Simeone se diluye.

El Eibar tiene todavía que asegurarse de manera matemática la salvación. Pero la realidad es que sólo una serie de catástrofes encadenadas podrían mandarlo a Segunda. Su apuesta tampoco era mucho más arriesgada, aunque en la segunda parte se esforzó por llegar. Pero sus remates tampoco llegaban a ningún sitio. Hacia allí se dirigía el partido hasta que apareció Lemar para empujar la pelota en el área pequeña.