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¿Ya vamos con España?

En el grupo se están generando lazos especiales y ésa es siempre una de las claves del éxito

Luis Enrique conversa con los jugadores durante el primer entrenamiento de la selección en San Petersburgo
Luis Enrique conversa con los jugadores durante el primer entrenamiento de la selección en San PetersburgoRFEF/Pablo GarcíaRFEF/EFE

Hay veces que el término medio no es una virtud. Que se lo digan a Luis Enrique. El técnico es una máquina de generar posturas antagónicas. Es un detalle heredado de su etapa como futbolista, aunque ahora corran malos tiempos para sus «haters», al menos hasta el viernes. El seleccionador ha utilizado las críticas como instrumento para arropar a sus jugadores en los momentos difíciles. Capítulo uno del manual de liderazgo para un grupo que ha vivido más sobresaltos que las otras siete selecciones supervivientes. El regreso de Busquets, el «descubrimiento» de Azpilicueta y los diez goles en los dos últimos partidos han devuelto la felicidad de otros tiempos a la Roja.

Es cierto que no hace falta ser amigos del alma para levantar títulos. Pero en el deporte español, los éxitos de las selecciones han llegado cuando entre sus componentes había algo más que una simple convivencia en el vestuario. Los títulos mundiales, europeos y olímpicos llegaron cuando en el grupo de turno había bastante más que el simple hecho de compartir camisetas. Queda por comprobar si esta Eurocopa ha llegado demasiado pronto para un grupo que apunta a que está generando unos lazos especiales.

El modo en que llegó la victoria ante Croacia ha recuperado en los balcones algunas banderas confinadas. En las calles se oyeron gritos como hace tiempo que no se escuchaban con la Roja. Como pregunta alguno: ¿Ahora ya vamos con España?