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Los motivos de la crisis multiorgánica del Barcelona: ¿Y si no ha tocado fondo?

Hundido en Liga y fuera de la Champions, no tiene respuestas en el campo ni dinero para reforzar una plantilla que debe sobrevivir lo que queda del curso

Busquets, Lenglet y Nico, hundidos al final del partido contra el Bayern Múnich
Busquets, Lenglet y Nico, hundidos al final del partido contra el Bayern MúnichPHILIPP GUELLANDEPA-EFE

El Barcelona se ha metido en una máquina del tiempo para retroceder 20 años, a una de las peores épocas de su historia. La marcha de Figo al Real Madrid en 2000 desembocó en cinco temporadas sin ganar un título en las que se celebraba con locura, por ejemplo, el gol de chilena de Rivaldo al Valencia... Para conseguir la cuarta posición en Liga, y que concluyó con un sexto lugar en la campaña 2002-03. La gran cantidad de dinero que se ingresó por el portugués se malgastó en los Overmars, Petit, Saviola y compañía que no funcionaron. El paralelismo con la actualidad sería la huida de Neymar en 2017. El del brasileño fue y sigue siendo el traspaso más caro de la historia del fútbol, 222 millones que se perdieron (y alguno más) en Coutinho y Dembélé, dos fracasos rotundos por mucho que ahora el Barça se agarra al francés como si fuera una superestrella que aún no ha demostrado ser, y que además, de momento, se rebela y se niega a renovar. La salida de Ney no trajo una época de vacío porque seguía Messi, el conjunto azulgrana continuó ganando Ligas y Copas, que no es poco, mientras en la Champions se iba viendo la realidad: Roma, Liverpool, el 2-8, PSG... Hasta caer en la fase de grupos esta temporada. Lo que empezó considerándose un despiste ha terminado siendo un reflejo de la mala gestión, que señaló Piqué, pero acompañada de unos futbolistas cada vez más endiosados. Con la pérdida de Leo ha llegado el desastre absoluto y el drama es que el equipo está donde debe por nivel: en la Liga Europa, competición en la que ni siquiera es el gran favorito.

 

«Comienza una nueva era», dijo Xavi. «Esto ha pasado con otros grandes equipos y estoy seguro de que volveremos», analizó Busquets. El mensaje optimista era obligado, aunque después de admitir que la realidad actual es dura. Laporta reaccionó diciendo que había que «seguir remando todos juntos». El presidente, en su anterior etapa, se encontró el Barça post Figo y logró reflotarlo. Optimista como es, piensa que puede volver a conseguirlo pero se ha dado cuenta de que no va a ser fácil. En aquella ocasión acertó con la contratación de Ronaldinho, que fue el futbolista que transformó al equipo, pero la situación económica actual de la entidad es límite. El poco margen de «Fair Play» que tuvo con la venta de Griezmann ya no existe por las renovaciones de Ansu y Pedri o el fichaje de Xavi. En enero no podrá haber fichajes si no hay salidas y además no es un mercado en el que se suelan encontrar gangas, por mucho que en la anterior presidencia de Laporta si Ronaldinho fue el detonante la llegada de Davis en enero encendió definitivamente la mecha. La eliminación en la Champions es otro problema, ya que el club tenía presupuestado que al menos se llegaría a cuartos, y son más de 20 millones con los que se contaban que no se tendrán. Se podría compensar en parte si se conquista la Liga Europa.

Los señalados

El Barça, por tanto, tendrá que tirar con lo que tiene hasta final de año. Sobrevivir. El gran objetivo es lograr la clasificación para disputar la próxima Champions, porque si no se añadiría otra piedra a la contratación de un posible crack, que no querría ir a un equipo que no esté en la máxima competición. Los problemas, por tanto, se le multiplican a Laporta para encontrar a ese «Ronaldinho» que sumado a los jóvenes que sí tiene hagan eclosión. Porque hay una buena generación de canteranos con los Ansu, Gavi, Nico, Araujo, que sienten el club y que bien rodeados podrían ir a mucho más, pero también existe el riesgo de que se quemen en un equipo sin aspiraciones o se cansen y busquen una salida, porque empiezan a tener mercado. En realidad ellos y Pedri son los únicos intocables de una plantilla en la que de las vacas sagradas nacionales apenas resiste Busquets, y no por mucho tiempo, y donde futbolistas como Memphis o De Jong no están al nivel que se espera. Otros como Dest o Lenglet directamente no se sabe si pueden dar el nivel. Hasta Ter Stegen falló en Múnich. La llegada de Alves, que podrá jugar desde enero, tampoco es precisamente un mensaje de pasar página.

El Barça está en una crisis que puede ser peligrosa si se tienen en cuenta todas las circunstancias que le rodean. Otras veces ha salido, pero hay ejemplos recientes de «grandes» como el Manchester United o el Milan, que lo fueron todo y ahora llevan tiempo lejos de la élite selecta.