Opinión

El Barça del honorable Laporta

En la mezcla de ruido, expectativas y promesas, el “molt honorable president” se ha movido de lujo

Joan Laporta, protagonista del verano blaugrana
Joan Laporta, protagonista del verano blaugranaAlejandro GarciaAgencia EFE

El Barça es «més que un club» y Joan Laporta «més que un molt honorable president». Del 3 por ciento de los Pujol hemos pasado al 10-20-25 por ciento de las palancas. Plan de Ahorro, no gracias. Al menos la Casa Batlló, la Boquería y la Sagrada Familia siguen en su sitio. Todo sea por evitar que la Liga y que la Champions vuelvan a terminar donde han terminado con más frecuencia. La lona otoñal de las inmediaciones del Bernabéu, aquello de las «Ganas de volver a veros», sirvió para ganar unas elecciones y poco más. La única alegría de la temporada culé fue un 0-4 en Chamartín que remite a épocas oscuras en «Can Barça». Las épocas en las que ganar en Madrid justificaba una temporada.

Al Laporta de las palancas y al culé que creció con Pep eso no le vale. Se trataba de hacerse notar para vender una marca que diera un impulso imprescindible a un club y a una masa social al borde de la depresión. Y Jan lo ha logrado. Da igual que sea en Las Vegas, en Nueva York, en el Camp Nou o en el festival de Cap Roig el caso es que hablen de uno, aunque sea para mal. No ha hecho falta que pronunciase aquello de «al loro, que no estamos tan mal». Hubiera sonado a extrema unción del enfermo. La quimio funciona de momento.

En la mezcla de ruido, expectativas y promesas, Laporta se ha movido de lujo. Está por ver que la inyección de energía inyectada por la presidencia se traduzca en el fútbol que persigue Xavi y en los resultados con que sueña el hincha culé. LaLiga necesita a un Barça revitalizado que alimente la competitividad del negocio. Llegar a primavera con el título decidido y después de haber vivido un Mundial no interesa a nadie. Por Laporta no va a quedar.