Opinión

«Hasta el final, vamos Qatar»

La pelota y la vista gorda son capaces de opacar casi todas las situaciones más intolerables que se puedan imaginar

Hinchas "españoles" en Qatar antes de comenzar el Mundial
Hinchas "españoles" en Qatar antes de comenzar el MundialTwitterlarazon

El de fútbol no va a ser el primer Campeonato del Mundo que organice Qatar. En 2015, la Federación Internacional de Balonmano oliéndose el percal decidió organizar su Mundial en el emirato. Se construyó un pabellón imponente con forma de turbante en medio del desierto. Los periodistas acudieron pagados por la organización. La selección local se formó a golpe de talonario y con la dirección de un ilustre como Valero Rivera. Había un par de qataríes y el resto del equipo era poco menos que un combinado mundial. La nacionalización se tasó en torno a 40.000 dólares; cada victoria, 100.000 y el equipo no se proclamó campeón del mundo de milagro. La culpa fue de la «grandeur» de Francia con una de las mejores selecciones de la historia. España alcanzó las semifinales y terminó cuarta. Pero la mejor representación española en Qatar fue cosa de la «Furia Conquense». La peña del Balonmano Cuenca fue contratada por la organización para apoyar al combinado qatarí. Y allí, en el pabellón con forma de turbante, el medio centenar de españoles cantaba aquello de «Hasta el final, vamos Qatar» en un castellano perfecto y con una entonación ejemplar. Luego hubo excursiones por el desierto y actividades varias dignas de cualquier programa completo de una agencia de viajes. A los lugareños se les animaba a ir al pabellón a ver balonmano, algo que no habían hecho en su vida, por un bocadillo.

Siete años, 220.000 millones de dólares y 6.500 obreros fallecidos después, el Mundial de fútbol llega a Qatar. La pelota y la vista gorda son capaces de opacar las situaciones más intolerables que se puedan imaginar. Ni un amago de renuncia o crítica más o menos visible. Que si vamos a ayudar a mejorar la situación de la población, que si nos vamos a poner un brazalete arcoíris, que si el fútbol es un transmisor universal de valores... a alguno le ha faltado afirmar que acudía al Mundial en defensa de la Sanidad Pública. Al tiempo.

A la España de Luis Enrique cuesta ubicarla. Nadie sabe si sube o si baja. A los paseos a pecho descubierto del seleccionador por la sede de la Federación en Las Rozas se va a sumar su nueva faceta de «streamer» en el campeonato. Lo que hubiera pagado por ver a Luis o a Del Bosque metido en esos fregaos.

No queda nada para empezar y antes del pitido inicial, ese Qatar-Ecuador, ya han llegado imágenes de ¿qataríes? disfrazados de aficionados argentinos, brasileños, franceses alemanes o españoles... Manolo el del Bombo es historia. Pues eso: «Hasta el final, vamos Qatar».