Testigo directo
Qatar 2022. El Mundial del reguetón
Rosalía y Bad Bunny suenan por los altavoces como podría suceder en cualquier fiesta española
La globalización es que la música que suena por los altavoces en el Mundial de Qatar sea la misma que se puede escuchar en una boda o en cualquier garito o fiesta popular de España. Que suene Rosalía o que el «Quédate» de Quevedo y Bizarrap tenga presencia constante en los estadios.
No es siempre idéntica la banda sonora, pero es bastante parecida cuando juegan selecciones de habla hispana. Bad Bunny y su «Titi me preguntó» o el «Pepas» de Farruko son otras de las habituales, fuera de las que ha elegido cada selección para celebrar sus goles.
A nadie se le ha ocurrido utilizar «The final countdown», la canción que suena en Vallecas cada vez que marca el Rayo. España ha preferido «Mi gran noche», de Raphael. Una opción para escapar del reguetón que hubiera tenido que sonar siete veces en el partido contra Costa Rica.
Pero el reguetón no sólo suena dentro de los estadios. Para animar a los aficionados, colocan unos altavoces en los bulevares cercanos al estadio para generar un poquito de ambiente.
Ambiente ficticio, como muchas de las cosas que suceden en este campeonato. Pero los aficionados, locales y forasteros, pueden disfrutar del reguetón y su volumen antes y después de cualquier partido. Igual que sucede en el fan festival en Corniche. En la bahía, con los rascacielos al fondo puedes escuchar a Bad Bunny respondiendo sobre las novias que tiene porque Titi le preguntó.
Otra cosa diferente sucede cuando compiten los equipos africanos. Entonces son sus ritmos los que inundan las cercanías de los estadios y desplazan los ritmos globales.
El mundo de las redes es pequeño. Y la música de Spotify es para todos. Por eso Rosalía sigue siendo Rosalía en Oriente Medio. Pero los goles de España los seguirá cantando Raphael. De conquistar la URSS a Qatar.
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