Octavos de final

Mundial de Qatar. Argentina-Australia. La albiceleste escala otro peldaño

Sufrió para derrotar (2-1) a Australia, que no pareció enemigo durante la primera hora de partido. Messi marcó el primero en su partido 1.000

Messi mira al cielo para celebrar su gol
Messi mira al cielo para celebrar su golPavel GolovkinAgencia AP

Dibu Martínez se agarró a la pelota y la apretó contra el suelo, consciente de que Argentina se había salvado de la posibilidad de ir a la prórroga contra Australia, una selección que tardó en asumir sus posibilidades de competir contra la albiceleste. Garang Kuol tuvo la última oportunidad, la que encogió los corazones y las gargantas de los argentinos.

Pero la pelota acabó en las manos del Dibu y las gargantas argentinas se liberaron agarradas a su sueño de levantar la tercera Copa del Mundo. Para eso tienen a Messi, que sacó un gol de ninguna parte para abrir el camino de Argentina hasta los cuartos de final. Leo carga con el peso de 46 millones de argentinos y sus ilusiones en la búsqueda de recuperar una gloria que les esquiva desde 1986, cuando tenían a Dios y a su mano de su lado.

Él es la mejor explicación para que Argentina pudiera liquidar a Australia. La albiceleste echaba de menos la imprevisibilidad que le ofrece el lesionado Di María. Pero a Scaloni con Messi le parece suficiente y aprovechó la mínima ventaja para quitar a Papu Gómez y meter un central más con la entrada de Lisandro Martínez.

Argentina había sido un encefalograma plano hasta que Messi resolvió con un toque suave para marcar el primer gol y no cambio mucho después del tanto. Por mucho que cada arrancada del «10» provocara un murmullo en la grada como si fuera a marcar el gol de Maradona a los ingleses aunque se la llevara de rebota cada vez que se cruzaba con un rival.

A Argentina la mueve la fe, más en Leo que en cualquier otra cosa. Aunque ha encontrado socios útiles en los últimos partidos. Como Enzo Fernández, que ya es uno de los favoritos de la grada. O Julián Álvarez, que ya lleva dos goles en dos partidos como titular.

Para marcar a Australia necesitó de la ayuda de Rodrigo De Paul y de Matt Ryan, el portero australiano, que quiso salir jugando la pelota más de lo que recomienda del sentido común. De Paul le molestó primero y Julián se la robó después para marcar el segundo de la albiceleste.

Un gol que generaba una tranquilidad que acabó demostrándose ficticia. Australia sólo necesitó un rebote para marcar. Un disparo de Goodwin que se iba a ningún lugar lo desvió Enzo Fernández con la cara y acercó a los australianos en el marcador.

Se animó Australia, que no tardó mucho en sentir que el empate era una posibilidad. Y los corazones albicelestes se volvieron a parar cuando Aziz Behich regateó a medio equipo argentino antes de que Palacios rechazara su disparo. Por un momento los argentinos sintieron que el gol de Maradona estaba del otro lado.

Pero no llegó ahí, tampoco en los intentos posteriores de los australianos. Mientras Messi, que cumplía 1.000 partidos como profesional, seguía a lo suyo, intentando que Argentina encontrara un gol que le permitiera respirar. Ya había marcado el primero de la albiceleste, también el primero suyo en unos cruces de un Mundial. Al quinto lo logró.

Todo son señales para la albiceleste, que escala un peldaño más. Aunque para ellos cada paso es una Copa del Mundo.