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Héroe en tres semanas y media

Nadal no llegaba a la media hora de entrenamiento a menos de un mes de los Juegos. Llegó a Río sin apenas preparación. Ya tiene el oro en dobles y busca el bronce en individuales

Rafa estaba hace 25 días en el sofá de su casa viendo la televisión
Rafa estaba hace 25 días en el sofá de su casa viendo la televisiónlarazon

Nadal no llegaba a la media hora de entrenamiento a menos de un mes de los Juegos. Llegó a Río sin apenas preparación. Ya tiene el oro en dobles y busca el bronce en individuales

Acaba de colgarse la medalla de oro. Rafa ya tiene dos. Es la primera de Marc López en unos Juegos. El buen doblista no tuvo su mejor noche y a punto de sucumbir le rescató el ciclón de Manacor. La facilidad con que se apuntaron el primer set (2-6) invitó a pensar que la pareja rumana era una bicoca; Mergea, sí; Tencau, lo contrario. Después de la dicha, la realidad, un 6-3 incontestable. Se hundía el penúltimo barco de la «Armada»; el tercer y definitivo set lo dominaba Tencau hasta que la raza y la clase de Nadal dieron la vuelta a lo que llevaba camino de una derrota irremediable. Pues, no: 4-6. Felicidad completa.

En el podio, Nadal, que lo ha ganado todo, se emocionaba escuchando el himno español, después de haber reprendido a un espontáneo que se situó tras él y Marc con una estelada. Hoy no toca, le vino a decir. Después enseñó a su compañero y amigo cómo se mordía una medalla de oro olímpica. Disfrutaron el momento; con más intensidad si cabe el balear, hasta que le dieron el horario del día siguiente para jugar contra Del Potro la semifinal individual y torció el gesto. Asumió lo que no tenía remedio e inició el peregrinaje por los medios.

Reflexiones. «Hace veinticinco días, estaba en el sofá de casa viendo televisión. Me entrenaba veinte o veinticinco minutos diarios, no podía dar el ‘‘drive’’ ni apenas el revés. Me dolía la muñeca, no terminaba de recuperarme... Y hoy estoy aquí, con mi amigo Marc (López) y con una medalla de oro. Escuché la llamada de mi país. Me dolió tanto no poder asistir a los Juegos de Londres y ser el abanderado, que pensé que no podía suceder una segunda vez. Y vine a Río para ser abanderado de España y para competir».

Habla Rafa Nadal. Son las cuatro de la mañana en España, cinco horas menos en Brasil. El día del tenista mallorquín no dejó de ser una maratón, una más. Jugó un partido de individuales y ganó en tres sets a Thomaz Bellucci, el jugador local, en una cancha que más parecía un campo de fútbol... brasileño. Mucha pasión y muy poca educación. Veneran a Nadal en estas tierras, pero si enfrente está un paisano no hay más color que el «verdeamarelho». Prosigue, reflexivo y sincero, aún con el gesto torcido por los horarios de sus partidos: «Vine para jugar sólo los dobles y en el último minuto decidimos apostar también por los individuales».

Lesionado el 27 de mayo en Roland Garros, la muñeca izquierda le exigía descanso, reposo, mientras el cuerpo y la cabeza le pedían acción. La incompatibilidad era manifiesta, como el riesgo añadido. Por eso paró. Las noticias que llegaban de su estado según se acercaban los Juegos no eran muy halagüeñas. Si jugaba se rompía la muñeca. Mucho más tiempo de recuperación. Hasta que hubo que tomar una decisión, la bandera o el sofá. Ni lo dudó y lo apostó todo por los Juegos Olímpicos. «Para mí, supongo que sólo para mí, lo que estoy haciendo tiene mucho mérito. Sin entrenar me vine aquí y hoy soy un hombre muy feliz».

Recuerda el chasco de Londres y las veces que no ha podido disputar la Davis porque las lesiones se lo han impedido: «Me hubiera gustado representar a mi país todavía más. Soy feliz jugando para mi país y soy feliz jugando con los colores de España». Hasta tres veces lo repitió. Cerca de él, Marc López, su amigo, con el que se ha acoplado casi a marchas forzadas, al que empujó en los momentos críticos de la final, al que animó cuando aflojaba, el que cuando Rafa tenía 12 años, según él, y 14, según Marc, en un partido que les propusieron el mayor hizo un rosco al chaval. López se desternillaba, Nadal lo contó: «Sí, me sacaba cuatro años y me metió un 6-0. Aprovecha cualquier ocasión para recordármelo». Y entonces recordó que en menos de 24 horas tenía que jugar una semifinal. Se acordó de la ITF (Federación Internacional de Tenis), que es la que pone los horarios. En estos Juegos no le ha hecho ningún favor, ni siquiera ha valorado las tres semanas y media que han precedido a la reaparición de Nadal, uno de los baluartes del tenis mundial. Del sofá a las pistas de Río y de las pistas de los Juegos al podio. Heroico Rafa.