Atletismo

La duda eterna

Caster Semenya
Caster Semenyalarazon

Tenía sólo 18 años cuando se convirtió en la campeona del mundo de 800 metros más joven de la historia. Era el Mundial de Berlín de 2009, antes de que las sospechas sobre su sexualidad ensombrecieran su carrera. Las dudas sobre su naturaleza femenina –voz grave, cuerpo musculado y facciones duras– la obligaron a pasar exámenes de verificación de sexo y la tuvieron 11 meses apartada de las pistas. Volvió siendo competitiva, pero no tan abrumadoramente superior como se había mostrado en su primera aparición en la élite del atletismo mundial. Fue plata en el Mundial de Daegu en 2011 y repitió el mismo lugar en los Juegos de Londres.

En 2010 la IAAF aceptó como válido un informe de un grupo de médicos que la autorizaba a competir como mujer, aunque la obligaba a reducir sus niveles de testosterona, igual que a todas las mujeres afectadas de hiperandrogenismo. Semenya prefiere mantenerse al margen de la polémica. «No tengo tiempo de hablar de esto. Soy una atleta y me concentro sobre todo en los problemas que me conciernen: entrenarme, obtener resultados, comer y dormir», dice.

Ayer debutó, se impuso sin ninguna complicación y se aseguró su clasificación para las semifinales que disputa hoy. A los 25 años, la sudafricana se encamina hacia su primer oro olímpico, pero mantiene el doble objetivo de conseguir el título olímpico y de batir el récord del mundo que todavía está en poder de Jarmila Kratochvilova desde 1983, cuando competía bajo bandera checoslovaca. Quiere poner fecha de caducidad al récord más antiguo del atletismo.