Rugby

La selección española de rugby se queda, definitivamente, sin jugar el Mundial

El Comité Judicial y el Comité de Disputas de World Rugby (WR) ha decidido no repetir el Bélgica-España y deja fuera del Mundial a Rumanía, España y Bélgica por alineación indebida

Imagen del España Bélgica de Rugby jugado el pasado 18 de marzo. Ap
Imagen del España Bélgica de Rugby jugado el pasado 18 de marzo. Aplarazon

El Comité Judicial y el Comité de Disputas de World Rugby (WR) ha decidido no repetir el Bélgica-España y deja fuera del Mundial a Rumanía, España y Bélgica por alineación indebida

De ninguna de las maneras España estará en el Mundial de Japón 2019. Las pocas esperanzas que quedaban después de la polémica derrota frente a Bélgica se desvanecieron ayer al conocer la decisión de los Comités judicial y de disputas de World Rugby. El máximo organismo mundial de este deporte anunció que no iba a atender la petición de la Federación Española para que se repitiera el choque ante los belgas y de paso descalificó a España por alineación indebida de dos de sus jugadores. Mathieu Belie y Bastien Fuster jugaron previamente con Francia en categoría sub'20 en 2008 y 2012.

La normativa entonces decía que los galos debían mantener la condición de aquel equipo como segundo de la selección durante cuatro años y no lo hicieron, con lo que los jugadores, legalmente, ya habían sido internacionales con su país a nivel absoluto y, aunque este reglamento ya esté derogado, World Rugby considera que no lo podían hacer con España. Esto también afecta a miembros de los combinados de Bélgica y Rumanía, precisamente los otros implicados en una polémica que no concuerda con la caballerosidad histórica del rugby.

El Comité Judicial descontó puntos en cada uno de los partidos en los que alguno de estos dos jugadores fueron alineados, lo que supone que Rusia es ahora la selección clasificada directamente para la Copa del Mundo y Alemania, la que irá a la repesca en busca de otra plaza.

World Rugby reconoce que un árbitro rumano no debió dirigir un partido en el que su país tenía intereses, pero no habrá repetición del mismo, ya que podría generar un «precedente sin parangón en los 150 años de historia de este deporte».