Real Madrid

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La soledad de Solari

Apareció hora y media tarde y disparó contra Isco por su baja forma y “los que no han estado a la altura del escudo”. El del Valladolid podría ser su último partido

Santiago Solari escucha una de las preguntas que le hicieron ayer en la previa del partido de hoy en Pucela / Efe
Santiago Solari escucha una de las preguntas que le hicieron ayer en la previa del partido de hoy en Pucela / Efelarazon

Apareció hora y media tarde y disparó contra Isco por su baja forma y “los que no han estado a la altura del escudo”. El del Valladolid podría ser su último partido.

La puerta de la sala de prensa de Valdebebas se abrió una hora y veinte minutos más tarde de lo previsto. Solari solía aparecer a la una en punto ante los medios en los días de previa, sincronizado con la programación de la televisión oficial del club y con una media sonrisa por lo menos. Eso era en los días felices, cuando todavía estaban en juego tres competiciones y la ilusión de una cuarta Champions alimentaba el ánimo del madridismo. Ahora, después del terremoto, todo ha cambiado. Solari hizo esperar más de 80 minutos a los que querían preguntarle y en la tele del club ya no sabían qué vídeo poner para rellenar el tiempo de retraso. Los goles del Castilla, la previa de su partido con el Celta B, el resultado del Infantil A... El reloj corría, el todavía técnico del primer equipo no se sentaba en la silla de siempre y los nervios cundían. Desde la derrota con el Ajax todo es incertidumbre, especialmente para el entrenador, que ya siente la soledad del que se sabe amortizado.

Desde que llegó a la cantera, Solari ha sido un hombre de club, fiel al escudo y al servicio de lo que necesitara el equipo que tuviera a su cargo. Así se ha mantenido en el Castilla y también cuando recibió la llamada de los «mayores». Aceptó el cartel de interino, un periodo de prueba, que si se hubiera alargado hasta junio no habría incomodado al excentrocampista. Estaba allí para ayudar y darlo todo como manda la exigencia de un equipo tan grande. Finalmente se apagaron los rumores de otros entrenadores, ganó algunos partidos y consiguió firmar un nuevo contrato. «Aquí estamos todos de paso», dijo aquel día, y ayer lo repitió en la que pudo ser su última previa con el Madrid.

Él lo sabe y quizá por eso defendió con algo de desgana aquello de que hay que ir a jugar lo mejor posible el próximo partido. Lo que sí hizo, que no era habitual, fue lanzar varios dardos amargos contra aquellos que «no han estado a la altura del escudo». «Casi todos lo han estado, y los que no, se lo he transmitido yo personalmente», confirmaba en una respuesta un poco distinta a su discurso habitual. Era un disparo directo a Marcelo, Bale e Isco, los tres a los que ya les había dicho a la cara lo que pensaba antes de ponerse ante los medios. De ahí el retraso por el que pidió perdón.

En la pregunta sobre el malagueño, primero dijo que las cuestiones disciplinarias pertenecen a la intimidad, pero también aseguro que «para jugar primero hay que ponerse en forma y luego mantenerla». Boom, directo a la mandíbula del mediapunta, el futbolista que más en desgracia ha caído en la etapa del argentino en el banquillo. No ha contado casi para nada, peor incluso que Marcelo, otro personaje secundario en esta última era. Con Bale ha tenido más paciencia sin recibir mucho a cambio. Tres pesos pesados inutilizados, demasiada carga para una plantilla desequilibrada en experiencia.

Solari se la jugó con aquellos que le respondían. «Lucas juega porque corre 30 kilómetros y tiene varias de las características que me gustan: es valiente», admitió hace unos meses el técnico. El gallego ha sido incuestionable para él, lo mismo que Vinicius, los dos primeros en reventar cuando el partido del Ajax no había llegado ni al descanso. Han tenido que jugarlo casi todo y no han podido más justo cuando el equipo se desangraba sin remedio.

La caída en Europa fue sin Sergio Ramos en el césped por sanción y hoy tampoco podrá jugar en Zorrilla por estar también castigado, pero el capitán ha decidido ponerse al frente y viajar con el equipo para acompañar a los que van a dar la cara. A Solari le parece perfecto. «Si como capitán quiere estar al lado del equipo, genial. Lo hemos hablado y no tiene que pedirme permiso». En mitad del ruido, hay un partido ante el Valladolid, aunque todos miren más allá, al nombre del siguiente técnico.