Opinión

El Madrid no puede ser Vini y diez más

El brasileño será el futbolista más importante del Real Madrid en la próxima década salvo que se fiche a Mbappé y/o a Haaland. E incluso aunque vengan los dos

Vinicius es el jugador más determinante del Madrid, pero...
Vinicius es el jugador más determinante del Madrid, pero...AFP7 vía Europa PressAFP7 vía Europa Press

Que Vinicius va camino de ser Balón de Oro no es algo que afirme un madridista irredento como yo. Basta con seguir su trayectoria para comprobar que el máximo galardón futbolístico a título individual será suyo más pronto que tarde. Salvo, y perdonen que insista, que su carácter se interponga en el camino a la gloria total. El fluminense ha de ser consciente de que o imita a Messi, Cristiano o Mbappé, que actúan en la cancha ajenos a las provocaciones de futbolistas y público enemigos, o ese objetivo cantado se puede transformar en una utopía. Lo de responder a cada tocada de narices está muy bien para las tertulias, es carnaza y de la buena, pero representa una ruina para el interesado. Porque le descentra en su verdadero trabajo, que es dar y hacer goles, y porque enturbia su imagen pública, algo esencial en este mundo del show business, en el que o caes bien, o al menos no mal, o no tienes nada que hacer. Los que votan también esconden sentimientos y esas filias y fobias que tantas veces se imponen a lo empírico. Y eso que el chaval es un fuera de serie también en lo personal. Sea como fuere, está claro que será el futbolista más importante del Real Madrid en la próxima década salvo que se fiche a Mbappé y/o a Haaland. E incluso aunque vengan los dos.

El potencial del extremo de 22 años está escrito en las estrellas y precisamente por eso es impredecible. A los que hace tan sólo un par de temporadas lo descalificaban porque «dribla muy bien, pero no sabe tirar a puerta» les ha tapado la boca perfeccionando esta destreza en solitario hasta convertirse en el killer que es. Al punto que es el jugador blanco más determinante como se vio en la finalísima de París, donde anotó el tanto decisivo. Y si levantaron La Orejona fue porque Dios vestido de Courtois quiso y porque Vini estaba en el lugar adecuado en el momento oportuno.

El partido de Copa frente al Barça puso de manifiesto dos problemas en uno: que Vini es imprescindible y que el míster vuelve a tropezar en la misma piedra por tercera vez. Resulta comprensible que Xavi le sorprendiera metiendo a un central, Araújo, para secar al extremo del Madrid como sucedió en el 0-4 de marzo de 2022. Se le perdonó a regañadientes que se repitiera el exitoso planteamiento rival en la final de la Supercopa, pero nadie entiende cómo se la han podido meter doblada por tercera vez, más que nada, porque eso significa tanto como que no ha preparado el choque como toca. ¿Por qué no lo cambió de banda? ¿Por qué no lo atrasó o lo situó de 9? Cuando ves que te van a preparar la misma emboscada, no puedes ir por el mismo camino como si nada haciendo buena la frase del paisano que circulaba por las vías y, al ver que se acercaba el AVE, soltó lo de «chufla, chufla, que como no te apartes tú…». Pues eso.

Más allá de planteamientos tácticos fallidos, está claro que los de Chamartín necesitan un cazagoles como el comer. El día que Vini está anulado ni se meten ni se asisten. A Benzema le caerán 36 castañas en nueve meses y a nadie se le escapa que no es el que arrasó por los campos de Europa la temporada pasada cual vikingo posmoderno. Tan verdad es que en Liga ha metido 11 goles como que casi la mitad, cinco exactamente, ha sido de penalti, cifra que contrasta con los 15 puros de Lewandowski. Rezo todo lo rezable para que se fiche a un 9 en condiciones en verano y no hace falta que sea un supercrack porque esa vitola la reservamos para Haaland en 2024. Tampoco estaría de más otorgar más protagonismo a Rodrygo y renovar un centro del campo en el que se echan en falta más minutos a Ceballos y en el que, hasta la fecha, Tchouaméni no ha sido el jugadorazo que esperábamos tras los 80 millonazos que costó. Tras el adiós de Xavi e Iniesta, la Messidependencia acabó matando al Barça. El Madrid aún está a tiempo de corregir la Vinidependencia. El fútbol es un deporte de equipo. Conviene no olvidarlo.