Opinión
El Madrid se queda sin rivales
Florentino se queda sin contrincantes en el apartado económico y Ancelotti, sin competidores sobre el césped
Michael Jordan es indiscutiblemente el mejor baloncestista de la historia, para mí el deportista número uno a secas, pero no hubiera sido tan grande de carecer de grandes rivales sobre la cancha. Sin los Detroit Pistons, sin su líder, el tan simpático como malévolo Isaiah Thomas, sin Magic Johnson y sin Karl Malone no habría conquistado seis anillos de la NBA. O sí, porque era Dios vestido de jugador de basket, pero la leyenda se hubiera reducido a la mitad o a la tercera parte. Los partidos a cara de perro, puñetazos incluidos, con los grandes rivales de la América de los lagos, los Bad Boys de Michigan, agudizaron su ingenio y sus ganas de vencer. Tres cuartos de lo mismo sucedió frente a Magic: quería ser más grande que él y consiguió ser el mejor de todos los tiempos, pero a ello contribuyeron las derrotas que infligió a los Lakers a principios de los 90.
El guion se repitió con Muhamad Ali. El boxeador de Louisville, al que tuve la suerte de hacer en 2010 la última entrevista que ofreció en vida, es el número uno en su especialidad, pero su fama cuasieterna viene dada en buena medida por la tremenda calidad de sus dos antagonistas: Frazier y Foreman.
Qué decir del tenis que vive, languideciente, eso sí, su Edad de Oro al coincidir en tiempo y forma los tres más importantes: Nadal, Djokovic y Federer. El que más Grand Slams se había metido en el coleto era un Pete Sampras que, con sus 14, nos parecía inalcanzable. Lo mismo pensábamos mucho antes con el Borg de los 11. Pero este trío no precisamente calavera hizo saltar por los aires todas las clasificaciones: el español y el serbio acumulan ya 22, por los 20 del suizo, que tampoco es moco de pavo.
El Real Madrid es, más allá de toda duda razonable, a pesar de los Negreiras patrios y europeos, el mejor equipo de fútbol de la historia: 14 Copas de Europa lo contemplan. Y estadísticamente es probable que termine el siglo sin que nadie le haya superado cuantitativa ni, desde luego, cualitativamente, en títulos. El segundo en Champions, el Milan, atesora la mitad; los terceros, Liverpool y el Bayern, se tienen que conformar con 6, y el Barça de Negreira, Ovrebo, Stark y Aytekin exhibe en sus vitrinas 5.
En Anfield Road certificamos que el gran adversario de los últimos tiempos, el Liverpool, frente al que ha disputado las dos últimas finales, constituye un triste remedo del equipo que conquistó su sexta en Madrid en 2019 con Salah, Mané y Van Dijk de futbolistas franquicia. El PSG está en un tris de ser eliminado de la gran competición continental pese a gastar a manos llenas pasándose por el arco del triunfo el fair play porque son amiguitos del capo de la UEFA, Aleksander Ceferin. Cuando cuentas en tu plantilla con Mbappé, Neymar y Messi no ganarlo todo se antoja un insulto a la afición. El City no es el de otros años. Tocó la Copa de Europa con los dedos de la mano en la edición pasada, pero la enésima remontada imposible de los merengues les dejó con la miel en los labios. En la Premier no puede con el Arsenal de Arteta. El Bayern es aún un peligro, pero ni de lejos el que humilló 8-2 al Barça en 2020, siendo a la postre campeón. El único que veo a estas alturas con capacidad para robar a los de Ancelotti La Orejona es el Nápoles de ese jugador de tan impronunciable nombre como imprevisible futuro: Khvicha Kvaratskhelia. Y los culés ni están ni se les espera. Conclusión: los blancos lo tienen teóricamente a huevo para repetir.
Y en el apartado económico es la única entidad que ha hecho los deberes financieros como Dios manda. El Barça debe 1.500 millones pese a inflar su presupuesto hasta los 1.200 con artificios contables y palanquitas varias, cifra que contrasta con los 770 del saneadísimo Real Madrid. El City va a ser sancionado por perpetrar 100 irregularidades con su tesorería: le meterán un palo de muchos millones de libras y tal vez otro deportivo con pérdida de puntos. Lo mismo que una Juve a la que le han quitado 15 por falsear también sus números. En fin, que Florentino se queda sin contrincantes en el apartado económico y Ancelotti sin competidores sobre el césped. Consecuencia: llegarán más campeonatos pero habrá menos emoción.
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