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Entrevista a Juancho Hernangómez: "Marc quiere ser el líder que fue su hermano"

Juancho Hernangómez es una pieza clave para Scariolo y la alegría en el vestuario de la selección. El jugador de los Nuggets es el más joven de la selección y titular indiscutible en el Mundial de China

Juancho Hernangómez
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El alero titular de la selección es uno de los grandes agitadores en el vestuario. Bromista, transmite energía, buen rollo y es una de las piezas clave en el engranaje que Sergio Scariolo ha organizado para el torneo. «Juanchiviris» (Madrid, 28-11-1995) afronta desde hoy en China su primer Mundial.

–¿Cómo afronta con 23 años su segundo gran campeonato con la selección?

–Me siento como lo que soy, el más joven del grupo. No soy un veterano porque lleve con el grupo desde 2017. Me gusta que los veteranos me hablen, me aconsejen y me echen broncas porque eso quiere decir que me valoran y que me quieren. Me gusta mucho que Marc o Ricky me digan cosas y que me enseñen. Cometo muchísimos errores.

–¿Cómo ve a Marc, ha cambiado mucho en relación al Eurobasket de 2017?

–Sí, es muy diferente porque tiene muy asumido que tiene que tomar un rol más importante. Está muy motivado. Trabaja mejor, se entrena mejor, juega mejor y habla mucho con los jóvenes. Está a todo porque quiere ser el líder que fue su hermano. Está a las puertas de su Mundial, es el que nos tiene que llevar a las puertas de todo y el grupo tiene que ayudarle y complementarle.

–Y usted, ¿cómo se encuentra después de tres temporadas en la NBA con los Nuggets?

–Físicamente poco a poco me voy encontrando un poco mejor y creo que voy mejorando porque le echo muchas horas extras. Cada verano intento mejorar, sacar lo mejor y aprender de cualquier situación. No me gusta creerme más o caer en la tentación de creerme mejor porque lleve ya tres años en la NBA. Trabajo muy, muy duro para intentar llegar a ser el jugador que puedo llegar a ser. Trabajo mañana y tarde y me gusta mucho lo que hago, en realidad no es un trabajo. Lo amo, es mi vida y me veo todos los partidos que puedo. Ahora con la selección vengo un par de horas antes para hacer un entrenamiento individual, para prepararme físicamente y luego trabajo con el equipo. Y no lo hago por aparentar o por quedar bien. Es mi vida y creo que estoy haciendo lo necesario para ser lo que puedo llegar a ser.

–¿No corre el riesgo de que eso se pueda convertir en una obsesión o que llegue a encontrarse en algún momento saturado de baloncesto?

–Sí, pero es que al final no puedo desconectar. Durante este verano he hecho descansos de 2-3 días y periodos de trabajo de dos semanas muy fuertes. Por ejemplo después del primer amistoso que jugamos en Pamplona, contra Lituania, me fui con mis amigos de toda la vida a una casa rural a los Picos de Europa sin wifi y sin nada. Y como llevaba mucha tralla encima me ayudó a desconectar el estar con mis amigos de 22-23 años, gente con la que llevo toda la vida y que están terminando la carrera. A mí el baloncesto no me quema. Todo gira en torno a ello. Y no me quejo para nada, pero me encanta hacer cosas normales. La fachada ésta de jugador de la NBA, que si millonario, que si no sé qué... no sirve para nada estando delante de los amigos de toda la vida y de la familia.

–¿Qué le ha pedido el seleccionador para el campeonato?

–Que sea yo mismo, que ayude al equipo, que sea activo, que no me pare, que tenga energía, que anime, que dé ese toque especial que puedo tener y en ello estoy.

–¿Cómo vio a sus colegas de la NBA en la selección estadounidense?

–Hay que pensar que se trataba de un amistoso y que iban al tran tran porque quedaban más de dos semanas para el Mundial. Ellos son el rival a batir, pero es cierto que a un partido se les puede ganar. No he ido a un partido con cero posibilidades de ganar porque si no, no juego a esto.

–El ranking de la FIBA sitúa por delante de los estadounidenses a Serbia...

–Eso de los rankings se trata de ver luego lo que pasa en la cancha. He hablado un par de veces este verano con mi amigo Jokic –la referencia de la selección balcánica– y sí es verdad que tienen un gran equipo. Él es un jugadorazo y me gustaría enfrentarme con ellos. Jokic es mi mejor amigo en la NBA, nos vamos a veces a cenar y es un «gordaco», pero seguro que va a ser uno de los mejores jugadores del campeonato. Tengo muchas ganas de verle.

–Con más de 160 partidos en la NBA, ¿cómo se manejan los constantes altibajos que ha vivido en la pasada temporada?

–Es muy difícil, es muy duro mentalmente porque hay semanas que juegas muy bien y semanas que juegas muy mal. O semanas que directamente no juegas, o semanas que juegas con mucho dolor. Semanas que no te entran los tiros. Hay que estar siempre al ciento por ciento. Sólo los más fuertes sobreviven, es como la ley de la selva. Se trata de sobrevivir. Es muy, muy dura. Porque el día que no valgas te sacan de la rueda y ya no vuelves a entrar. Pero es lo mejor que me ha pasado en la vida. Están los mejores y por eso soy muy feliz todos los días. Estoy a gusto y feliz en Denver y sé que ellos también lo están conmigo.