Natación

Mireia: Sin chispa, pero queda el 400 estilos

«Mareada y con mucho dolor de cabeza» terminó cuarta en los 800 libres. Hoy cierra los Mundiales en busca de su tercera medalla

Mireia Belmonte tras la final de los 800m libre femeninos del Mundial de Natación.
Mireia Belmonte tras la final de los 800m libre femeninos del Mundial de Natación.larazon

«Mareada y con mucho dolor de cabeza» terminó cuarta en los 800 libres. Hoy cierra los Mundiales en busca de su tercera medalla.

Tres finales de Mireia Belmonte en los Mundiales de Budapest: dos medallas (oro en 200 mariposa y plata en 1.500) y un cuarto puesto ayer en los 800 libres. A la mejor nadadora española de la historia la queda hoy el último cartucho de un programa maratoniano, su sexto reto son los 400 estilos. Nadie se ha enfrentado a un desafío semejante en los campeonatos, nadie ha nadado tanto en la capital húngara y la prueba en la que fue bronce en Río, con una enorme remontada, le puede servir para igualar los tres metales que conquistó en 2013 en los Mundiales que se celebraron en las Picornell de Barcelona. Mireia llegaba a Budapest con el objetivo de ser campeona del mundo en 200 mariposa y ya lo es. Ahora, cuando la mayoría de las nadadoras están en la cuesta abajo de sus carreras, busca un nuevo metal para cerrar otro campeonato inolvidable.

Los síntomas para lo que se avecina hoy –enfrente volverá a estar la local Katinka Hosszú como gran favorita y el ejército de asiáticas– no fueron los mejores. Mireia los detalló después de una final que volvió a encumbrar a la estadounidense Katie Ledecky después de su «tropiezo» en los 200 libres ante la italiana Pellegrini. Mireia admitió no haberse sentido «muy bien físicamente». Lleva sufriendo problemas gripales durante toda la semana y después de nadar cinco pruebas en siete días, el cuerpo, incluso el suyo, se resiente. «Estaba mareada y con mucho dolor de cabeza. Para las series de los 400 estilos ya espero estar mejor, porque afronto la última prueba de los campeonatos y ya está», aseguró.

Mireia afrontaba el 800 con la cuarta mejor marca de las finalistas. No sólo eso. La plata en los 1.500, en la gran prueba del fondo, hacía soñar con su candidatura al podio, pero el 800 se ajustó al guión de las series con una fidelidad desesperante. Ledecky, la china Bingjie Li y la otra estadounidense, Lea Smith, estaban por delante de salida y también terminaron por delante y en ese orden al final. La española estuvo muy lejos de su versión más rápida en la distancia. Nadó casi cinco segundos por encima de su mejor registro (terminó en 8:23.30 cuando llegaba con 8:18.55) y siempre estuvo muy lejos del podio. Nunca tuvo opciones reales de estar entre las tres mejores.

La final no dejó sitio para la especulación. Desde el primer 50 mandó Ledecky. La rival que estuvo más cerca fue la china y Smith se «limitó» a seguir la estela de su compatriota. Incluso llegó a dar la sensación de que Ledecky ejerció de «liebre» y que no forzó más su ritmo para que Smith tuviera siempre un referente. Fue una labor de equipo. «Puede ser que fuera así», comentó Mireia antes de que sus rivales subieran al cajón. Su plan tenía a Smith como la nadadora a seguir. No se trataba de ir a lo loco a por la gran estrella de la natación femenina, a por Ledecky, y eso que en las series, nadó el segundo 400 mejor que la yanqui.

Mireia se planteó estar lo más cerca posible de Smith –«es un buen referente y trataré de estar cerca», había declarado–, pero ésta se escapó mucho y demasiado pronto. «Veía a Smith y también un poco a la china en los virajes, pero no estaba pendiente de lo que pasaba adelante», afirmó. El tradicional nado de la pupila de Vergnoux, de menos a más, esta vez no funcionó. Las diferencias en torno a los tres o cuatro segundos que se marcaron muy pronto se mantuvieron hasta la última piscina. Mireia vivió la final al lado de la húngara Kapas y cuando buscó la remontada desde el séptimo puesto con el que partió careció de gasolina.

El oro de Ledecky estuvo acompañado por su segunda mejor marca mundial del año (8:12.68), pero estuvo a casi ocho segundos del récord del mundo y dio la sensación durante toda la prueba que manejó los tiempos a su antojo y no necesitó forzar. «Es que la ves en la salida y hasta el final no la vuelves a ver, porque siempre va muy adelante», comentó Mireia. Li y Smith marcaron en la final sus mejores tiempos de la temporada –8:15.46 y 8:17.22, respectivamente– y por eso alcanzaron la plata y el bronce.