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El nuevo Maverick Viñales, recién casado y esperando una hija, se luce en Qatar

Gran triunfo del piloto de Yamaha en el arranque del Mundial en Losail. Pudo con la velocidad de las Ducati y con la remontada del campeón, Joan Mir

Maverick Viñales celebra su victoria en la carrera de MotoGP del Gran Premio de Qatar
Maverick Viñales celebra su victoria en la carrera de MotoGP del Gran Premio de QatarlarazonEFE/DORNA SPORTS

Hace tiempo que Maverick Viñales dejó su dorsal 25 para empezar a usar el 12. Era una forma de buscar un cambio. Pensó que recuperar el número que usaba de pequeño, cuando era capaz de ganar a Márquez, era una buena solución para luchar de verdad por el título de MotoGP. Pocas cosas cambiaron tras esa decisión, porque el envoltorio era distinto pero lo de dentro seguía siendo lo mismo.

Su transformación de verdad puede haberse producido ahora, después de un invierno donde el que fuera campeón del mundo de Moto3 en 2013 se ha casado y va a ser papá en unos meses. Muchas decisiones importantes fuera de la pista que pueden verse reflejadas dentro de ella, o eso parece después de ver su exhibición en Qatar en la apertura del curso 2021. Su puesta en escena fue perfecta y sólo ha necesitado el primer día para igualar sus resultados de 2020, donde ganó una carrera en toda la temporada. Ahora lo ha conseguido a la primera, superando a las velocísimas Ducati en un escenario en el que se encuentran comodísimas. Maverick mostró un gran ritmo, paciencia para esperar su momento en las primeras vueltas y valentía cuando tuvo que adelantar a Bagnaia y arriesgar para sacar un poco de ventaja.

«Siempre sienta bien ganar. Significa haber hecho un buen trabajo, es sólo el inicio, ahora hay que continuar con los pies en la tierra y trabajar fuerte. Quiero dar las gracias al equipo, porque hemos encontrado soluciones a nuestro punto débil, que era adelantar. Hemos podido brillar un poco, que nos hacía falta», confesaba en las cámaras de DAZN con una calma pocas veces vista en él. Este sí que es un nuevo «Mack», que nada más cruzar la línea de meta se puso de pie sobre su moto e hizo el gesto de la barriga para dedicárselo a lo que tiene en casa.

Y lo que tiene allí es a Raquel, su mujer, con la que se casó este invierno de una manera discreta y casi por sorpresa. «He encontrado a la persona adecuada y lo hice», explicaba. En las redes sociales anunció que la pareja de Roses está esperando un bebé, una niña, que se va a llamar Nina y a la que ya ha dedicado un triunfo. Dicen que los pilotos que son padres no arriesgan tanto, pero él no lo ve así. «No voy a cortar el gas por ser padre. Tengo a la mujer perfecta, un niño perfecto y no puedo pedir nada más. Me siento agradecido por lo que me está sucediendo», confesaba.

Viñales empezó su etapa en Yamaha con una victoria en Losail y ganando tres de las primeras cinco citas en el arranque de 2017. Ni él esperaba ir tan rápido y aquello se quedó en un espejismo. Una gaseosa que una vez abierta pierde rápido toda la fuerza. Se enredó después en la búsqueda de una Yamaha fiable que nunca llegaba, mientras Valentino seguía siendo el líder del equipo oficial.

Rossi ya no está y Maverick es el jefe del proyecto. Además, con 26 años, parece que le ha llegado la madurez personal y también sobre la moto. Todo cuadra y se notó en Qatar. «Cuando pasé a Pecco pensé que se podía ganar. Lo que más feliz me hace es que he podido luchar y sacar mi pilotaje», añadía.

En la celebración con el equipo se notó cuánto necesitaba un resultado así para espantar las dudas. No dio opción a Bagnaia, que deslumbró en la Q2 del sábado, pero pagó la novatada en carrera. El italiano gastó mucho neumático liderando la prueba muchas vueltas al principio y luego se arrepintió. Zarco y él tiraron de acelerador para supera a Mir sobre la línea. Por delante, papá Viñales ya estaba celebrando.