Motociclismo

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Márquez no tiene fin

Novena victoria del año para Marc, que arriesgó para ganar a pesar de tener el título en el bolsillo. La caída de Rossi impidió un duelo entre ambos en las últimas vueltas

Marc Márquez
Marc Márquezlarazon

Nunca se cansa de ganar. Siempre quiere ser el mejor, no importa si el título ya está en el bolsillo o el segundo puesto le baste para darle a su equipo y a su fábrica las coronas que estaban pendientes.

Nunca se cansa de ganar. Siempre quiere ser el mejor, no importa si el título ya está en el bolsillo o el segundo puesto le baste para darle a su equipo y a su fábrica las coronas que estaban pendientes. Lo que le gusta es acabar primero, es el alimento que le permite vivir y por eso arriesgó al máximo en la segunda mitad de la carrera de Malasia.

Valentino había hecho una actuación perfecta, con un ritmo constante que le puso en cabeza desde el principio y le disparó hasta más allá de las nueve décimas de ventaja. Era un metrónomo infalible el italiano, mientras todos los rivales se iban derritiendo bajo el sol malayo. Todos, menos uno.

Porque para Marc el trabajo nunca está hecho del todo si todavía hay méritos que añadir a su palmarés. Ya hace quince días que es campeón del mundo, pero esto no es un motivo de relajación. Además, salía séptimo después de haber marcado la “pole” por una penalización.

Castigado por entorpecer una de las vueltas de Iannone. Seguramente sin querer, pero el reglamento es el que es. Lo aceptó el de Cervera y hasta se lo tomó con filosofía. Pero su objetivo era remontar ese imprevisto. Le costó al principio y dejó escapar a Rossi, que se ilusionó junto a toda su hinchada con la posibilidad de romper su sequía y reengancharse a la pelea por el subcampeonato. Era un cuento de hadas que terminó con su error en la curva uno.

La Yamaha se le fue de atrás, se agarró a ella mientras se deslizaba por el suelo, pero no hubo forma de reconducir la situación. Lo tenía todo y se quedaba sin nada un piloto que a sus casi 40 años no se cansa de intentarlo y es un ejemplo para el resto. Su fallo seguramente vino también por la presión que le metía por detrás Márquez, empeñado en volver a ganar después de su caída en Australia. Podría haberse conformado con la segunda plaza, pero no sería Marc si lo hubiera hecho. Le fue recortando poco a poco a Valentino hasta que cedió el 46. Así lo explicaba el ganador: “He ido apretando hasta el límite, salida no ha sido perfecta. He visto que lo estaba alcanzando y ha sido una lástima su error, porque la última vuelta hubiera estado bien. Quería quitarme el mal sabor del error en Australia”.

El cerebro del español ya se había anticipado una lucha en el giro final por el triunfo con uno de sus grandes rivales, pero todo se quedó en una fantasía. Marc entró en meta haciendo un caballito para celebrar su novena victoria en dieciocho citas de 2018 y todavía le queda Valencia. Un sitio al que no llega con las apreturas del curso pasado, pero donde querrá cerrar la fiesta con lo único que le hace realmente feliz: la victoria. No tiene fin.