París 2024
Nadia Erostarbe y la ola que se va a encontrar en los Juegos de París: "Teahupoo da miedo, mucha gente se ha hecho daño allí"
Nadia Erostarbe cuenta su historia desde que nació "en una tabla" hasta llegar a los Juegos de París. El surf se celebra en Tahití, lugar en el que se produce una de las olas más míticas del mundo
Cerca de Zarautz, en el País Vasco, hay una famosa ola llamada Rokaputa, que llega con facilidad a tres o cuatro metros. Por ella ha surfeado Nadia Erostarbe. "Pero no es igual que la de Teahupoo", dice. "Teahupoo es una de las mejores olas del mundo, pero a la vez es una ola que da miedo, cuando se pone grande es muy peligrosa; no cubre nada, es arrecife, hay gente que se ha hecho mucho daño allí", añade. Teahupoo es la ola de Tahití en la que el próximo verano Nadia intentará buscar la gloria olímpica, después de lograr la clasificación en el pasado Mundial, en el que terminó cuarta. También consiguieron el billete Janire Gonzalez-Etxabarri y Andy Criere. Serán los primeros españoles que compiten en surf, deporte que está en el programa de los Juegos desde Tokio 2020. Para los de Japón Nadia se quedó a un paso y ya se ha podido "quitar la espina".
El surf se celebrará en esta isla de la polinesia francesa, a más de 15.000 kilómetros de París. Estarán lejos del ambiente olímpico. "Además, al acabar el campeonato tenemos competición en California, no vamos a poder ir a ver la Villa u otros deportes. Me da pena, pero a la vez que se haga allí es especial. Espero que haya más Juegos, pero no serán en un lugar como Tahití", reconoce Nadia. "Los deportistas vamos a estar en un crucero, viviendo y durmiendo en un barco porque no cabemos en el pueblo", explica. Lo que dice de Teahupoo es por las imágenes que ha visto, que le impactan. En abril tiene pensado viajar allí para conocer la famosa ola, "quitarse el miedo y coger confianza" y conocer la zona, su gente, sus costumbres, su comida... Puede que vuelva en junio para adaptarse más, ya con la ola más parecida a la que se va a encontrar durante los Juegos, un mes después. Teahupoo suele ser "tubera", una ola de las que hay que meterse dentro del cilindro, como Nadia Erostarbe hizo en Namibia. Puede verse en un espectacular vídeo que tiene en su Instagram. "La verdad es que fue muy especial. Tenía que ir a Suráfrica a hacer un campeonato y vimos que venía una marejada muy grande y paramos en Namibia. Luego puede que esté malo, nunca sabes, pero fuimos y fue un viaje precioso. Allí superé un poco mis límites porque es un sitio que da mucho miedo, estás en medio del desierto, ves focas, tiburones...", recuerda.
Sobre una tabla busca poder repetir esa sensación, "esa adrenalina que no tiene comparación con nada", algo que le viene de familia. "Mis padres surfean y he nacido encima de una tabla. No tengo el recuerdo de esa primera ola, que mucha gente que empezó con siete u ocho años sí tiene. Yo los recuerdos que tengo son surfeando con mis padres, mi hermana y dándolo todo", afirma durante una vídeo llamada, mientras ella pasea por la playa de Zarautz, su pueblo, con una sudadera con gorro que se mueve por el viento.
Han pasado pocos días desde el Mundial y se tomó un pequeño descanso. Desde su hogar ve el mar, su "segunda casa", aunque lo que le gusta es flotar por él. "Bañarme, no tanto", admite. Y a los tres días de estar parada ya no pudo resistirse "porque estaba bonito". "Ahora ya he empezado a volver a rutina", asegura. La rutina va más allá del agua. "En el gimnasio hago fuerza, mucha agilidad, mucha movilidad también. Al final el surf es un deporte en el que vas siempre hacia el mismo lado y compensas mucho con las rodillas, con las caderas. Debes tener las piernas muy fuertes, las rodillas sufren mucho y la espalda también porque la remada es importante, entonces cuanto más fuerte estés menos posibilidades tienes de lesionarte y más de hacerlo bien", desgrana. También considera fundamental el trabajo psicológico, porque "no siempre gana el que mejor surfea, sino el que mejor se adapta". Ha trabajado mucho con psicólogos, que le dieron "algún truquillo". "Y hace un par de años empecé con la meditación también: me ayuda a encontrar la calma, porque muchas veces los nervios nos comen antes de los campeonatos", describe. Ahora está con ningún psicólogo deportivo... "Tampoco tengo dinero para pagarlo, ojalá", explica.
"Voy viviendo año a año, a ver si el dinero me da para competir al siguiente, viajo con lo básico, lo más cutre posible... Pero, vamos, así hemos llegado hasta aquí"
"Desde que el surf es olímpico sí se nota una diferencia. Al final el surf siempre ha sido un deporte no tan profesional, igual había un Campeonato del Mundo y muchos salían de fiesta aún así, y ahora yo creo que se ha profesionalizado gracias a las olimpiadas. En cuanto a las ayudas, también se nota, ahora tenemos más del Gobierno, también en el País Vasco, el Basque Team, y la Federación se ha involucrado mucho más", cuenta Nadia, que no tiene patrocinador, pero sí se dedica al cien por cien a su deporte. "Gracias a toda la gente que me rodea, las ayudas que he podido conseguir y con los resultados que he hecho también. Tengo el dinero suficiente para poder competir todos los años", desvela. "Tampoco saco beneficios, voy viviendo año a año a ver si me da dinero para poder competir al siguiente. Y el viaje, lo más básico y lo más cutre posible, cocinando todos los días en casa y sin muchas complicaciones. Si el coche es muy caro, en transporte público... Pero vamos, así hemos llegado hasta aquí. A ver si lo hacemos bien en los Juegos, con suerte, y puede cambiar un poco", finaliza.
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