En Nápoles, del caos ultra a los octavos con goleada incluida

El Nápoles resolvió el trámite de la vuelta de octavos como casi todos los partidos esta temporada, con una victoria. Bastaron los goles de Osimhen en el descuento de la primera parte y en el arranque de la segunda para que los alemanes se rindieran. El Eintrach asumió la realidad que ya se vio en la ida con el 0-2 para los italianos.

La calma con la que se desarrolló el partido contrastó con los incidentes que se vivieron tres horas antes en el centro de la ciudad provocados por los ultras del club alemán. Cerca de 600 aficionados del Eintracht, que viajaron a Italia pese a no poder acceder al partido, se enfrentaron a la policía, cometieron actos vandálicos e incendiaron un coche de policía y varios contenedores de basura. Además hubo enfrentamientos con la facción radical del Nápoles, que lanzó piedras y botellas contra los autobuses que trasladaban a los alemanes. Las tensiones comenzaron en la ida en Fráncfort. Por eso, el Delegado del Gobierno de Nápoles prohibió la venta de entradas a aficionados alemanes residentes en Fráncfort. El Eintracht devolvió al Nápoles las 2.400 entradas que le hubieran correspondido para la venta en el sector visitante del Estadio Diego Armando Maradona, pero eso no evitó los incidentes.

El ministro del Interior italiano, Matteo Piantedosi, fue el centro de las críticas por el caos. Desde el Gobierno, uno de los socios de la coalición, la Liga de Matteo Salvini, muy próxima al ministro, lo apoyó y propuso que «el Gobierno alemán pague los daños». Desde la oposición se calificó los enfrentamientos entre los hinchas del Eintracht y las fuerzas del orden como «inaceptables» y pusieron en «gravísimo riesgo la seguridad de los ciudadanos. Por eso invitamos al ministro Piantedosi a dar explicaciones ante el Parlamento y aclarar que sucedió y qué no ha funcionado».