Estadios
El nuevo Bernabéu: una "catedral" del siglo XXI en pleno Chamartín
El músico e historiador Igor Paskual reflexiona sobre la historia y el significado de los estadios y destaca el nuevo estadio del Madrid: ultramoderno con la magia de siempre
Igor Paskual, músico e historiador, reflexiona sobre el significado de los estadios y su discurso conecta el anfiteatro y el coliseo romanos con el nuevo Santiago Bernabéu para descubrir que el ser humano no ha cambiado tanto desde la antigüedad, porque sus carencias, pasiones y necesidades siguen siendo en esencia las mismas. «El estadio de fútbol es una nueva catedral, una catedral moderna, con sus ritos, sus cantos, sus reliquias, las procesiones cuando se gana, sus héroes... Un ágora moderna, un campo de batalla simbólico con múltiples significados que tienen que ver con la identidad, con que el ciudadano se siente representado en ese estadio, mucho más que en el ayuntamiento o en la sede de la comunidad autónoma», lanza Paskual, que añade el concepto de topofilia. «Es el amor a un lugar. La catedral de Toledo está hecha sobre una mezquita y en la época romana ya había un templo. Los cristianos no se cargan la mezquita de Córdoba, le cambian la función, en vez de una religión sirve a otra, pero el lugar es sagrado. Y lo mismo sucede con las sedes de los clubes de fútbol, por eso sería traumático, por ejemplo, para Boca Juniors cambiar de sitio la Bombonera. Sería un drama y no sucederá. Es un fenómeno típico del campo de fútbol tal y como lo conocemos, el amor a un sitio».
Por esa importancia que tienen las raíces, destaca el nuevo Santiago Bernabéu que va a nacer después de la reforma, una joya para el Real Madrid, «que, en parte, es lo que es por ese estadio. Tiene algo que tienen pocos equipos tan grandes y es un estadio en el centro de la ciudad, incorporado en la comunidad, no lejos y a las afueras, como el Allianz Arena o los estadios estadounidenses. Que el Bernabéu se levantase justo donde estaba el antiguo Chamartín es una suerte y le da ese halo mágico. La reforma es necesaria porque antes de los 90 la taquilla suponía el 80 por ciento de los ingresos de un club, y ahora es, como mucho, un 20, así que los estadios están pensados pasa sacarlos rentabilidad constantemente y no una vez cada quince días: museo, hotel, conciertos, convenciones...».
Para Igor la clave del santuario madridista es llegar al futuro sin perder los valores del pasado. «La reforma del Bernabéu permite al Madrid tener algo muy difícil de conseguir: un edificio del siglo XXI con el espíritu de principios del XX. Un caballero andante con unas armas ultramodernas», confirma Paskual. Un estadio transformado para el futuro sin dejar de ser la casa del aficionado. «El hincha se apropia de su estadio, hay una acumulación de recuerdos, es familiar, lo conoces. En Italia se da el fenómeno de compartir estadio, que son municipales –‘‘comunale’’–, pero cada afición intenta hacer de su estadio su casa. Los ultras de la Lazio y el Inter se colocan en curvas distintas, los del Milan lo llaman San Siro y los del Inter, Giuseppe Meazza. Y si los vas a visitar te hacen un recorrido distinto en función del equipo del que eres».
La gran distorsión en la línea de tiempo desde la antigüedad hasta nuestros días es, en su opinión, los estadios «posmodernos» del Mundial de Qatar. «Son móviles, se pueden desmontar, no están en un sitio concreto ni son de un equipo o una selección. Son la representación arquitectónica de una multinacional que es la FIFA. Por primera vez el campo no es del ciudadano, es de la empresa, nadie pone su alma ahí, no tienen capas, no tienen identidad ni raíz». Para Igor son «la perfecta representación de la sociedad líquida, te los llevas de un sitio a otro, no forman parte realmente de la comunidad, no son campos de batallas simbólicos, son platós de televisión que sirven cada cuatro años para la bacanal del fútbol». No tienen detrás un barrio, un sentimiento y un pasado.
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