Tenis

Nadal supera los primeros problemas, vence a Khachanov y ya está en octavos

El ruso espabiló y le ganó el tercer set a Rafa, que tuvo su reacción habitual para vencer (6-3, 6-2, 3-6 y 6-1)

Nadal superó con solvencia su partido de tercera ronda ante Khachanov
Nadal superó con solvencia su partido de tercera ronda ante KhachanovMORGAN SETTEREUTERS

Rafa Nadal sigue creciendo en el Open de Australia y ya está en los octavos de final. Había curiosidad por ver su rendimiento ante el ruso Khachanov, un rival ya de más entidad que en las dos rondas anteriores, y las prestaciones del ganador de 20 Grand Slams fueron casi perfectas (6-3, 6-2, 3-6 y 6-1). Para empezar, impecable con su saque, sólido con el revés y haciendo daño con esa derecha que hace a la bola brincar, unos efectos que logró a pesar de que era su primer partido en Melbourne de noche, y las condiciones cambian un poco; y después sabiendo hacer frente a los primeros problemas que ha tenido por la reacción del ruso. Su próximo rival será Mannarino o Karatsev y en el horizonte está ya un presumible duelo de cuartos contra Alexander Zverev, que sería la prueba definitiva para ver si el español aspira a este torneo después de estar casi seis meses parado por una lesión que le sigue preocupando y de haber pasado el covid en diciembre.

Cuando Karen Khachanov “llegó” al partido contra Rafa Nadal ya iba perdiendo 3-0. El español disputa los encuentros de principio a fin, es difícil que se despiste. Una ventaja al comienzo puede ser suficiente para ganar un set. Y más con el nivel de servicio que está mostrando el zurdo en este Open de Australia. Arrancó con un juego fácil, después con un 0-40 que concretó a la segunda y a continuación confirmó el break. De ahí el 3-0, cuando el ruso ya empezó a hacer más cosas, a meter más bolas dentro y a estar en la pelea. Ya era tarde para ese parcial, en el que Rafa, al saque disputó 16 puntos con primero y ganó los 16 y cinco con segundo, de los que se llevó cuatro. Sin fisuras. Una máquina.

Pero ese Khachanov más enchufado parecía dispuesto a plantar batalla. Tampoco con la victoria en el primer set se relajó el manacorense, que de nuevo apretó para tener un 15-40 de inicio. Lo recuperó el ruso, pero el juego seguía vivo. Tuvo seis ventajas Karen y todas las defendió el español, que hacía pasar un calvario a su rival. Ni un momento de respiro, 13 minutos de juego para terminar haciendo el break y tener ya ventaja también en la segunda manga. A Khachanov le dio para disputar buenos puntos y que los aficionados se lo pasaran en grande. De hecho, se llevó los más bonitos del duelo, como un intercambio de 30 golpes y otro en el que incluso llegó a caerse y levantarse para finalizar con un passing de revés. Pero la consistencia seguía siendo de Nadal, que minimizó los errores no forzados y obligó a su oponente en todos los puntos. Iba más sobrado, mientras que Karen iba al límite, y por eso se le escapaban algunas muy largas. Llegó a tener una bola de ruptura, que el zurdo solventó como si nada con un saque y una derecha. Ojo, que era la primera bola de break en contra a la que hacía frente en todo el torneo Nadal.

Se esperaba una reacción del actual número 30 del mundo (llegó a ser el ocho). Se soltó, ya con poco que perder, y empezó a tirar a las esquinas de forma espectacular. Nadal ofreció resistencia, pero la subida de nivel de Khachanov fue tremenda. Logró la rotura para ponerse 3-1, resistió después con unos buenos saques e intercambios increíbles. No lo tenía claro Rafa, que mandó encordar todas las raquetas que tenía, por si el duelo iba para largo. El ruso se encendió, celebraba los puntos con entusiasmo, animaba a la grada y con la derecha invertida cruzada hacía pupa de verdad.

Ganó un set y amenazó con seguir en la ola con un arranque del cuarto a todo tren. Pero es en esos momentos calientes cuando Nadal puede sacar lo mejor de sí mismo. ¿Quién dijo presión? ¿Quién dijo miedo? Su mejor punto de la noche se lo estaba guardando, ya que después de restar con apuros un saque abierto que tenía que haber sido directo, corrió en la otra dirección para hacer un passing en carrera de otro planeta. Era el break que resultaría definitivo. Se puso 2-0 y ya no tembló más.