Andy Murray estalla en el Open de Australia: “Son las 3 de la mañana y no me dejan ir a mear”

El partido de Andy Murray frente a Thanasi Kokkinakis en el Open de Australia no terminaba nunca. Superadas las tres de la mañana, el choque continuaba frente a la desesperación del público, pero también de los tenistas. Haa acabado pasadas las cuatro de la mañana y había empezado a las 22:15, Ha ganado Murray, que también jugó un maratón en su primer encuentro contra Berrettini (4-6, 6-7, 7-6, 6-3 y 7-5).

Esta madrugada ambos tenistas 2uerían marcharse a casa y el enfado era evidente, pese a que el choque era de gran calidad y tensión. Murray había conseguido remontar tras un comienzo muy espeso y empató los dos sets abajo con los que su rival parecía muy cerca de ganar el choque. Eso hizo, claro que el partido se fuese hasta la madrugada y más allá. Pero es que Murray no estaba dispuesto a perder y no lo hizo.

Uno de los momentos del partido y puede que de la edición de este año ha sido cómo Murray ha defendido hasta el final, con intuición, pero también con sacrificio, un punto que parecía que tenía perdido. Estaba acorralado y contra la cuerdas y sin embargo no se ha dejado avasallar: ha respondido a todo los golpes, aunque alguno de ellos parecía imposible. Pero Murray no daba su brazo a torcer, una expresión manida, pero que viene perfecta para lo que se ha visto en uno de los grandes partidos del Open de Australia.

El problema es que el paso del tiempo ha hecho mella física y mental en los dos jugadores. El partido sumaba horas de juego, ninguno de los dos tenistas quería rendirse y el choque se metía en la madrugada sin remedio. Eso ha provocado que el cansancio físico sea también mental y Murray no ha podido esconder su enfado. ““Es una falta de respeto que el torneo nos tenga aquí hasta las 3 de la mañana y no nos dejen ir a mear. Es una broma, una falta de respeto”, le ha dicho en un momento al juez de silla. No podía más.

La última manga del partido sigue siendo tan emocionante como todas las anteriores. Da igual que pasen las horas y que la noche ya esté sobre Australia o que los tenistas vayan a pagar el cansancio de apenas dormir tras un partido que les va a dejar, gane quien gane, físicamente mermados. Es de noche cerrada en Australia, pero el tenis continúa hasta que uno de los dos no pueda más y se rinda. Y Murray, a sus 35 años, ha podido más. El sábado juega contra Bautista.