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Carreño se queda sin premio en Nueva York

El español cae en la semifinal del Abierto de Estados Unidos por 4-6, 7-5, 6-3 y 6-4 ante el surafricano Kevin Anderson

Pablo Carreño Busta durante su partido contra Kevin Anderson
Pablo Carreño Busta durante su partido contra Kevin Andersonlarazon

El español cae en la semifinal del Abierto de Estados Unidos por 4-6, 7-5, 6-3 y 6-4 ante el surafricano Kevin Anderson.

Kevin Anderson acabó con el sueño de Pablo Carreño Busta en Nueva York. El gigante surafricano disputará la final del Abierto de Estados Unidos tras imponerse por 4-6, 7-5, 6-3 y 6-4 en casi tres horas de partido. El torneo del gijonés ha sido ejemplar. No cedió un set hasta la semifinal y es que ha estado en el lugar exacto en el momento preciso. Traducción: las bajas de Murray, Djokovic y Wawrinka más las derrotas de los principales cabezas de serie en su parte del cuadro dejaron el camino “despejado”. Carreño lo aprovechó para alcanzar por primera vez en su carrera las semifinales de un “Grande”.

Antes de toparse con Anderson, protagonizó un hecho inédito: se deshizo de cuatro jugadores procedentes de la clasificación (King, Norris, Mahut y Shapovalov) y luego se impuso al argentino Schwartzman. La derrota ante el cañonero surafricano no oculta una temporada sobresaliente. Campeón en Estoril, finalista en Río, semifinalista en Indian Wells, Sao Paulo y Buenos Aires, cuarto finalista en Roland Garros... Abandona Nueva York al borde del “top 10”, aunque la gloria de la final fuese para Anderson.

La hoja de ruta de Carreño incluía paciencia, mucha paciencia, alargar los puntos en busca de intercambios prolongados, evitar que mandara el tenis agresivo de Anderson y saber esperar su oportunidad porque ésta iba a llegar. El primer set fue perfecto. El español soportó los palos del surafricano hasta que en el séptimo juego llegó la primera bola de “break”. No la dejó escapar. En poco más de media hora (33 minutos), Carreño había dado con la clave: dominio desde el fondo y aprovechar la más mínima rendija en el saque de Anderson. Mientras el rival era presa de la precipitación (14 errores no forzados), el tenis del gijonés era un monumento a la paciencia. Ni un golpe precipitado y sólo un error no forzado para encarrilar la semifinal.

El partido, sobre todo para Anderson, tenía bastante de “ahora o nunca”. Con 31 años estaba ante una ocasión quizá irrepetible y por eso no se desvió un centímetro de los planes. Y tuvo premio. Entre la firmeza de su servicio y que siguió pegándolas todas fue el dominador en la segunda manga. Logró un “break” en el cuarto juego al que respondió de inmediato Carreño. Quedaba por comprobar si la paciencia del español era más rentable que la desmedida ambición del rival. Salvó dos bolas de “break” en el octavo juego, pero terminó cediendo su primer set en el torneo al sufrir otra ruptura en el duodécimo.

En la vuelta a empezar, la muralla que había sido el español se desplomó. Y eso que en su primer servicio del tercer set logró levantar un 0-40. Anderson no cejó en su empeño. Siguió siendo muy agresivo, buscó y encontró golpes ganadores, se metió un poco más en la pista, buscó la red con insistencia y el partido se puso muy cuesta arriba. Llegó el “break” de Anderson en el cuarto juego y como en cada servicio conectaba uno o dos “aces”, se llevó la tercera manga con una autoridad como la que no había mostrado antes.

Anderson, cuya mejor presencia en un “Grande” fueron los cuartos en Nueva York hace dos años, precisamente cuando fue “top 10”, apeló a su servicio para llevar a Carreño a una situación límite. Los puntos de saque y los “aces” siguieron cayendo superadas las dos horas de partido. A Carreño no le quedó otra que esperar algún despiste en el saque de Anderson. No lo hubo y el premio de la final fue para el surafricano.