Tenis
Juanjo López, médico de Alcaraz: “El móvil es la epidemia de la pérdida de atención y hace que se haya perdido creatividad"
En su libro "Hábitos para ser el número 1" habla de deporte ("Hacerlo sí o sí"), de alimentación ("Comer comida real") y de cómo cuida al ganador de Roland Garros: "Su don es que no tiene miedo a nada"
Juanjo López (Murcia, 1982) es el médico que acompaña a Carlos Alcaraz desde niño. Especialista en cirugía ortopédica y traumatología deportiva e infantil, ha escrito un libro, "Hábitos para ser el número 1" (Espasa), en el que da consejos de salud, alimentación o descanso para intentar ganar calidad de vida. También habla de la maldita adicción al móvil o de cómo intenta cuidar al reciente ganador de Roland Garros.
Uno de los mensajes en el comienzo del libro es que querer no siempre es poder.
El mensaje de coaching yo no quiero darlo. Yo en mi caso sí he conseguido mi éxito personal y profesional. Cuando estudiaba medicina, si me hubiesen preguntado cuál era mi sueño, hubiera dicho que ser el médico de un tenista profesional, y he tenido la suerte... O no suerte, que no me ha caído del cielo, me lo he trabajado... Pero he tenido la suerte de estar con el número uno más joven de la historia. Lo que sí digo es que si lo sueñas y lo intentas, con unos hábitos sólidos, tienes más probabilidad de conseguirlo. Pero no, no todo el mundo que lo sueñe lo va a conseguir. Si tu sueñas con ser como U2, no vas a ser U2. El mensaje es sobre todo intentarlo y que con unos hábitos sólidos vamos a conseguir nuestro éxito personal, ser el número uno a nivel personal, que es tener calidad de vida y ser una persona feliz, que es lo que todos perseguimos.
Cuenta que iba para tenista, pero jugó dos Futures y se dio cuenta de que no. Comentándolo con un profesor del Club de Tenis y Pádel Monte Rozas, en Las Rozas (Madrid), dijo que esa era la historia de su vida, que él encajó 6-0, 6-0 y 6-0, 6-1...
Pues bastante similar a lo mío, yo hice un juego más...
Quería resaltar lo difícil que es ser deportista de élite.
Muy difícil. Yo fui cabeza de ratón, a nivel local era buen jugador, pero cuando ya das el salto a nivel nacional o internacional te das cuenta de que la gente juega mejor que tú. Pero sí que al final el recuerdo de esa época es muy bueno, mis amigos siguen siendo amigos del tenis, tenemos el nexo del deporte, es un deporte que me encanta y del que entiendo... Por eso digo que he conseguido mi sueño a nivel profesional.
El deporte, insiste, es salud. ¿Y el deporte de élite?
No, no. Mañana jugamos con Sinner [la entrevista está hecha un día antes de las semifinales de Roland Garros]. En su momento jugamos con él cuartos de final del Open de Estados Unidos y terminados a las 2:30 de la mañana después de casi seis horas. Eso es llevar el cuerpo a un exceso tremendo, y con un descanso muy malo, porque Carlos se fue a acostar casi a las 8 de la mañana. Al final son extremos que no son beneficiosos, por eso digo que el deporte de élite no es saludable en casi ninguna de las vertientes.
Wilander habla de ese partido como el mejor que ha visto.
Sí, la verdad es que fue tremendo, se mataron, como se dice, a palos.
Tuvo Sinner saque para ganar y punto de partido.
Sí, un revés ahí a media pista... Fue increíble. Gracias a ese partido conseguimos ganar el Open de Estados Unidos, primer Grand Slam, y el número uno. Al final creo que son las cosas del deporte, una bola que entre o no entre, marca la diferencia. Sabíamos que al final Sinner iba a llegar al número uno y ha sido aquí en París.
"Siempre defiendo que para ganar un torneo tienes que estar a punto de perder"
Djokovic en la final de Wimbledon también tuvo opción de ponerse dos sets a cero.
Así es. Siempre defiendo que para ganar un torneo tienes que estar a punto de perder. Mira Swiatek, aquí en Roland Garros, con Osaka tuvo el partido perdido. Es muy difícil ganar un torneo de calle y lo normal es que estés a punto de perder. También con Carlitos en el primer Godó con De Miñaur tuvo bola de partido en contra; el primer Mutua Madrid con Djokovic tie break del tercero; el segundo Mutua Madrid con Ruusuvuori en primera ronda...
Conoce a Carlos desde que tiene 8 años.
Lo conozco de antes porque su padre fue mi profesor y estaba muy relacionado con la familia, pero digamos que su primera revisión médica conmigo fue a los 8 años.
Era un niño. ¿Se veía algo diferente en él?
Sí, se veía algo diferente, pero como ahora mismo habrá 15.000 niños en el mundo con algo diferente. Algo diferente en cuanto a la forma de tocar la bola, las ganas de jugar, pero hay infinidad de niños con las mismas cualidades a esas edades. Pero, ya te digo, eran revisiones no como un profesional, sino revisiones al hijo de mi amigo, que lo hacía bien. Obviamente conforme van pasando los años él iba evolucionando. A partir de los 14 ya fue cuando dio el salto, ganó el primer punto ATP, y fue cuando se profesionalizó todo un poco más.
"El crecimiento tan brutal que ha tenido Carlos tenemos que digerirlo todos: el equipo, la familia, él mismo..."
Un salto a lo profesional tan joven es delicado.
A veces se dan pasos demasiado rápido. Él siempre ha ido demasiado rápido, pero hay que trabajarlo todo desde la prevención, la ganancia muscular, la movilidad, aparte de la parcela psicológica. El crecimiento tan brutal que ha tenido Carlos hay que digerirlo, por todos, por parte de todo el equipo, de la familia, del jugador, también mía. Carlos tiene un don y es que es una persona a la que no le da miedo nada, es capaz de meterse en una pista central de Wimbledon y jugar una final contra Djokovic y tener desparpajo, y con eso yo creo que se nace.
El padre supo dar un paso a un lado.
El padre es un padre idílico, porque deja trabajar, es una persona además que sabe mucho de tenis, pero deja totalmente trabajar, obviamente sabe quién está en el equipo y quiere lo mejor para su hijo, pero no es una persona que entre en decisiones digamos tácticas ni técnicas, sino que deja trabajar totalmente a las personas que rodean a su hijo.
Vamos al libro. Critica cómo está la Sanidad Pública, en la que usted ha pedido una excedencia.
Sí. Para mí es duro hablar de la palabra crítica, pero mi concepto de la medicina es un concepto de intentar prevenir patologías y estar cerca del paciente y hoy con los recursos que tenemos es imposible. Mi récord de pacientes en una mañana ha sido de 69, y eso es tremendo, es imposible que tengan una atención de calidad, explorar, explicar bien las cosas... Eso al fin y al cabo es mi concepto de la medicina, que el paciente tiene que saber lo que tiene, las formas de mejorarlo, de prevenirlo; y después estar cerca, porque a los pacientes les surgen dudas, suelen tener miedos cuando entran a la consulta, y mi concepto es estar cerca, por eso los pacientes que vienen a mi consulta tienen mi teléfono personal, y trato de dar ese servicio, que es ese acompañamiento, tanto a los pacientes que se operan como a los que no. En la Sanidad Pública a día de hoy la prevención es imposible, una persona que sea sedentaria, que venga con un sobrepeso, con un dolor de espalda, es muy difícil invertir tiempo en ella y explicarle que tiene que cambiar de hábitos. De ahí el mensaje de mi libro, para que llegue a más gente y se den cuenta de que aunque a veces hay gente que cree que lo está haciendo bien y le duele porque tiene mala suerte, la mayoría de veces el problema son los hábitos.
"Mi récord de pacientes en una mañana ha sido de 69, y eso es tremendo, es imposible que tengan una atención de calidad"
Pasemos a la comida. Seguro que ha escuchado muchas veces eso de “yo de niño comía Panteras Rosas y no he salido tan mal”...
Todos, todos. Yo me he alimentado más o menos bien, pero teníamos una cantidad de azúcares tremenda, que mis hijos no la tienen. Con la comida estamos manipulados, casi nadie piensa que come mal, y sin embargo hay mucha gente con problemas de colesterol, etc. Con la comida, yo lo resumo en que al final tenemos que comer comida real, comida con el menor número de ingredientes, a ser posible, ninguno, que no tengan etiquetas, porque al final un melón es un melón, una lechuga es una lechuga y un salmón es un salmón. A mí me encanta ir al mercado, intentar basar la dieta en las verduras, sin entrar en si eres vegetariano, vegano... Yo no lo soy, pero lo respeto y eso no tiene que ver. Hacer una compra de mercado, donde consumamos el producto local, donde podamos hablar con la persona que incluso recoge las verduras de su huerta. Verdura y fruta de temporada, evitar los procesados... Aunque sin volvernos locos: si estamos en una cena con amigos, poder disfrutar con alegría de ese momento. Pero evitar la comida que compras que aparentemente es saludable, esos cereales que parecen saludables pero que están llenos de azúcar o edulcorantes y de millones de ingredientes. Tenemos que volver a lo básico.
Es más difícil todavía acabar con la dependencia del móvil...
Es la epidemia de la pérdida de atención. Pensamos que hoy en día con las plataforma digitales consumimos menos publicidad, pero vemos publicidad en la tele viendo un partido de fútbol, más la publicidad en las camisetas, más la del móvil, porque normalmente ves el partido con el móvil en la mano. Estamos totalmente bombardeados y lo que se busca es tener nuestra atención el máximo tiempo posible, manipulada. Eso hace que los niños y mucha gente adulta no sepamos aburrirnos, no sepamos contemplar, mirar, estar en una parada de autobús mirando simplemente, lo que lleva a que se haya reducido la creatividad. Yo también utilizo el móvil a nivel laboral y de ocio...
Tampoco se puede vivir al margen del mundo...
Claro, lo que quiero es que la gente, cuando lo vaya a desbloquear, que piense si es para pasar el tiempo o para algo de provecho. O sobre todo con el descanso, antes de irnos a la cama tenemos que ser conscientes de que una hora y media o dos horas antes tenemos que dejar el móvil e intentar volver un poco al hábito de la lectura, que creo que es básico para tener un descanso bueno, para formarnos, para descansar mejor...
Ferrero ha comentado alguna vez que Carlos usa mucho el móvil, es un chaval...
Él ve en el equipo,que nosotros... Ayer por ejemplo vino a mi habitación por la noche y yo estaba leyendo. Él lo va viendo, y se está leyendo mi libro ahora mismo. Lo que tenemos que hacer en el equipo es dar ejemplo, y en las comidas no sacar el móvil. Cuando haya que sacarlo, para contestar a la familia o lo que sea, pues no pasa nada, pero es intentar no engancharnos, pero no sólo Carlos, todos.
Se ha dicho alguna vez que Carlos, tan joven, ya ha tenido muchos lesiones. ¿Les preocupa?
Lo importante es que él pueda seguir compitiendo. La temporada es muy larga y hay cosas que podemos prevenir y cosas que no. Las cosas que podemos prevenir se trabaja en ellas. Después, sabemos que el tenis es un deporte en el que no sabes si vas a jugar 45 minutos o 4 horas, es un deporte donde se cambia de superficie, de pelotas... Hay muchísimas variables, pero nosotros tenemos que tener siempre la alerta y trabajar en la prevención, porque es un Fórmula-1 y tenemos que intentar que rinda al máximo nivel. Pero es también un deporte de una exigencia tremenda: partidos, temporada, viajes, jet lag, temperatura... Es tremendo, no es fácil tener esa visión tan global y abarcarlo todo. Todas las lesiones son multifactoriales, empezando por los hábitos y siguiendo por los entrenamientos, por los tiempo, por los controles de carreras... Ahí estamos todos intentando dar nuestro cien por cien.
Ha hablado de las pelotas. Que se lo digan a Pablo Carreño, que por culpa de los cambios de bola ha estado un año sin jugar por una lesión en el codo.
Sí, a todos... Lo que pasa es que muchos otros tenistas se lesionan y no salen, pero con un jugador como Carlos, y los que están arriba, sale a la luz. Ha habido lesiones como la del tobillo y fuimos a Indian Wells y ganamos con el tobillo todavía lesionado, a veces damos nuestro cien por cien y conseguimos grandes éxitos. Llama la atención la palabra “lesión”, pero hay un trabajo detrás importante.
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