Déficit público
La UE avisa a España de que vigilará el gasto público
Nuestro país aspira a apurar la máxima flexibilidad en las renegociación de la senda del déficit público
El nuevo Gobierno español pretende arrancar a Bruselas la máxima flexibilidad dentro de las normas comunitarias sobre la reducción de déficit público. Antes de su primera reunión con sus homólogos de la zona euro como flamante vicepresidenta económica, Nadia Calviño mantuvo un primer encuentro con el comisario de Economía, Paolo Gentinoli y los vicepresidentes Valdis Dombrovskis y Margrethe Vestager. El diálogo ha comenzado y todavía se desconocen sus consecuencias, pero el ejecutivo comunitario mirará con lupa el aumento del gasto público del nuevo ejecutivo español. Así lo reconoció Gentinoli en sus declaraciones a la prensa tras felicitarse por la formación de un nuevo gobierno con “poder presupuestario pleno”. “Compartimos el objetivo general del Gobierno de trabajar por una economía sostenible en el plano social y medioambiental y debemos naturalmente mirar las consecuencias sobre el plano del gasto público de lo que está en el programa de Gobierno”, sostuvo el político italiano.
Bruselas exige a nuestro país un esfuerzo estructural (no dependiente de los vientos a favor o en contra del crecimiento económico) del 0,65% del PIB lo que equivale a 7.800 millones de ajustes vía disminución del gasto público o aumento de impuestos. Aunque este objetivo no ha sido alterado, en sus últimos cálculos el Ejecutivo comunitario detectó un deterioro de la situación presupuestaria que ha ocasionado una brecha del 0,8% del PIB, lo que supone en la práctica que este socavón ha aumentado hasta los 9.600 millones de euros. Las reglas fiscales europeas permiten alejarse de los objetivos asignados hasta 0,5% en dos años pero se desconoce todavía cómo aplicara el ejecutivo comunitario este margen de flexibilidad o si considerará que nuestro país ya ha agotado este espacio. El año pasado, Bruselas también pidió a nuestro país este ajuste del 0,65% del PIB, una meta que no se ha cumplido. En el anteproyecto de presupuesto pactado con Podemos en la anterior legislatura y que no pudo ser refrendado en el Congreso, nuestro país se comprometió a un esfuerzo estructural del 0,4% , un objetivo que no llegó a contar con la bendición de Bruselas y que tampoco se llevó a termino. Calviño lamentó ayer la no ejecución de este anteproyecto ya que esto hubiera permitido que España se encontrara ahora con un déficit público menos abultado.
La vicepresidenta se mostró ayer optimista sobre el veredicto final de Bruselas. “El Gobierno español tiene el compromiso de reducir el déficit y la deuda al ritmo más rápido posible, pero tiene que ser compatible con la creación de empleo y el crecimiento económico”. El ministerio de Economía mantiene que la ortodoxia fiscal es la mejor manera de mantener la confianza en los inversores pero tampoco oculta sus intentos de apurar al máximo la posible manga ancha en un momento de cambio de guardia en el nuevo ejecutivo comunitario, cuya andadura comenzó el 1 de diciembre. “La Comisión es nueva en parte y veremos también cómo enfocan el resto de los los países esta negociación, dónde están ellos y qué espacio tenemos”, aseguraban la semana pasada fuentes del Ministerio, para quienes lo importante es el contacto continuado con las instituciones europeas A pesar de los cambios, el nuevo ejecutivo mantiene en sus puestos económicos el viejo tándem de las palomas y los halcones. El letón Dombrovskis sigue representando la ortodoxia fiscal mientras que la paloma Gentinoli sustituye al francés Pierre Moscovici.
Nuevos presupuestos
Fuentes del Eurogrupo señalan que, antes de cualquier negociación sobre una relajación de la meta de déficit, es necesario que España envíe cuanto antes unos nuevos presupuestos. Ya en el mes de octubre, nuestro país recibió una misiva por parte de la Comisión Europea en la que le urgía la presentación de unas nuevas cuentas lo antes posible, debido al riesgo de “desviación significativa” de los objetivos pactados. Ante la espiral de sucesivas prórrogas presupuestarias por la inestabilidad política, Bruselas veía con preocupación aumento del gasto público a través de la revalorización de las pensiones en el 0,9% y el alza del sueldo de los funcionarios, unido a la imposibilidad de contrarrestar estas medidas a través de la puesta en marcha nuevos tributos como el impuesto a las transacciones financieras o la tasa Google. Según este primer análisis, el Ejecutivo entonces en funciones había disparado el gasto hasta el 3,8%, frente al 0,9% recomendado por Bruselas.
A pesar de esta advertencia, Nadia Calviño defendió ayer que los dos procedimientos (elaboración del presupuesto y conocer el grado de flexibilidad que nos otorga Bruselas) se dan “en paralelo “y no de manera sucesiva. “Ahora lo que haremos es trabajar en una senda que sea creíble, que sea realista y que nos permita lograr ese equilibrio presupuestario en los próximo años”, defendió la vicepresidentea a la vez que mostraba su compromiso en presentar estos nuevos presupuestos “cuanto antes”. A pesar de la carta del mes de octubre, Calviño negó que en sus encuentros previos con las autoridades comunitarias, éstas hayan reclamado unas nuevas cuentas de manera inmediata.
La visita de la vicepresidenta ayer a la capital comunitario coincidió con la publicación de sus previsiones económicas por parte del Fondo Monetario Internacional. Calviño quitó importancia a la rebaja de dos décimas del organismo con sede en Washington. Según la vicepresidenta económica, esta nueva previsión está “en línea” con la de otros de los “principales” organismos y que el ajuste es más elevado porque el organismo ha tenido en cuenta por primera vez el nuevo método de cálculo del Instituto Nacional de Estadística.
✕
Accede a tu cuenta para comentar