Salario Mínimo
El empleo autónomo, contra las cuerdas por el SMI
Pymes y micropymes advierten de que no podrán asumir nuevas subidas del SMI y que los efectos colaterales pueden derivar en el aumento de la economía sumergida
Desde la gran crisis de 2008, el intento de las empresas por crecer o prosperar se ha convetrido en una lucha diaria que no siempre se ha visto acompañada por unas medidas del Gobierno que fomenten el emprendimiento. Empresas y autónomos han visto como sus costes laborales se han disparado en apenas un año y medio, y el objetivo del Gobierno es que esa presión vaya en aumento durante la legislatura. Su decisión de elevar el Salario Mímimo Interprofesional (SMI) a 950 euros vino justificada como una «cuestión de justicia social», pero sus síntomas negativos en el empleo ya se han hecho notar entre los autónomos y en sectores como el agrario, la hostelería y el servicio doméstico, los que reúnen proporcionalmente los sueldos más bajos.
Aún es prematuro hacer cálculos fiables sobre el impacto directo de esta medida sobre la economía y el empleo, pero sí se puede cuantificar su impacto sobre las cuentas anuales de empresas y autónomos societarios –los que tienen otros autónomos contratados–. Si se cumplen los plazos y objetivos adelantados por el Ejecutivo, al final de esta legislatura, en 2023, el SMI se habrá situado en 1.200 euros mensuales en 14 pagas. Esto supondría un incremento de 8.640 euros al año en las cotizaciones por cada trabajador que cobre el salario mínimo, en comparación con lo que pagaba en 2018, antes de que Sánchez iniciara sus subidas del SMI. Si se materializan sus intenciones, habría aumentado un 63% con el socialista como presidente, que lo cogió en 736 euros. Un coste inasumible para muchos empresarios autónomos.
El presidente de la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA), Lorenzo Amor, ve precipitación en esta medida y atisba un escenario sombrío en el emprendimiento durante los próximos años. «Nosotros no estamos en contra de la subida del SMI, pero creemos que incrementarlo tanto de repente es un golpe demasiado fuerte para muchos pequeños empresarios. Hay que dejar respirar a los autónomos, máxime ahora que parece que la economía empieza a ralentizarse».
Precisamente, pymes y micropymes son las que sustentan la mayor parte de los trabajadores que cobran el salario mínimo, alrededor de dos millones. «No tenemos ninguna ilusión por emprender, ni tampoco por hacer crecer nuestro negocio debido a la inversión que tendríamos que realizar en el caso de contratar a otro empleado más. No podríamos asumir los costes», explica con desazón a LA RAZÓN el dueño de una empresa metalúrgica en la provincia de Huelva que prefiere no decir su nombre. En su caso, la subida de 900 hasta 950 euros al mes conlleva «pagar cerca de 1.600 euros más, es decir, por 17 días laborables, al final, contratar a otro empleado supone 100 euros más al día», señala.
No se trata solo del incremento de los 50 euros. La subida del SMI también afecta a «la cantidad que se paga por la Seguridad Social del trabajador», apunta Luis Pérez, propietario del restaurante Encinas, en Madrid. Su caso, como el de otros muchos hosteleros autónomos, es un claro ejemplo de cómo afecta esta medida a la supervivencia del negocio por cuenta propia. En su restaurante madrileño, con más de 20 años de experiencia, los gastos por trabajador, tras la subida del salario mínimo, «se cifran en 1.907 euros mensuales, con la manutención del empleado. Eso me va a obligar a no poder contratar más personal», asegura Pérez.
Los últimos datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) avalan esta afirmación y confirman el enfriamiento en la contratación. España cerró 2019 con la creación de 402.300 puestos de trabajo, con una tasa de desempleo por debajo del 14%, la primera vez que se logra desde 2008. Sin embargo, es el menor crecimiento del empleo desde 2014, cuando se inició la recuperación del mercado laboral, y la reducción del paro –de 112.400 personas– es la más baja desde 2012. Y lo datos de 2020 van en la misma línea.
Esta tendencia negativa ya se nota en las previsiones de contratación de muchos pequeños empresarios, sobre todo en el sector turístico. Para Elio Jiménez, el dueño del Hostal Muralla, en la calle Fuencarral, y del Hostal Chelo, en la calle Hortaleza, la inversión en mano de obra en la capital madrileña resulta «inconcebible ahora mismo». Denuncia que se siente atacado en dos frentes, desde la administración «por unas cotizaciones imposibles de asumir» y desde los portales turísticos en la red. «Además de aumentarnos el coste por trabajador, también tenemos que lidiar con el cupo de comisiones que cobran las agencias, que pueden llegar al 32%».. Se trata pues, de «una situación insostenible que nos impide más contrataciones, máxime con el SMI actual».
Ante este escenario, los efectos colaterales pueden derivar en la temida economía sumergida, «una de las mayores lacras a la que nos enfrentamos con el nuevo SMI, que va a ir a más», denuncia Lorenzo Amor.
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