Comisión Europea

Irlanda complica el camino de Calviño hacia la presidencia del Eurogrupo

Dublín renuncia a la presidencia de la OMC para centrarse en este objetivo, Recibe el apoyo del Partido Popular europeo a su candidatura. Calviño es la favorita del eje franco-alemán

Bruselas no está por la alegría fiscal
Bruselas no está por la alegría fiscalCabalarEFE

El camino de la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, para hacerse con la presidencia del Eurogrupo se presenta pedregoso a pesar del apoyo explícito de la canciller alemana Ángela Merkel este pasado fin de semana. Y es que la candidatura de uno de los contrincantes de Calviño, Paschal Donohoe, ha ganado enteros los últimos días de cara a la votación que se celebrará el próximo día 9 de julio.

La semana pasada, cuando se oficializaron las candidaturas, Donohoe se enfrentaba a un importante hándicap: Irlanda no contaba con un Gobierno tras las elecciones y la posibilidad de un Ejecutivo de coalición no se había despejado. Para ser presidente del Eurogrupo es necesario, a su vez, ser titular de Finanzas del país de origen. Pero cuatro meses después de los comicios legislativos en el país, Dublín anunció el viernes la puesta en marcha de una coalición de Gobierno inédita, formada por populares, democristianos y centristas, en la que previsiblemente Donohoe repetirá puesto.

A su vez, ayer, el comisario de Comercio, el irlandés Phil Hogan, anunció su renuncia a presentarse como secretario general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), a pesar de que desde hace semanas se había barajado su nombre. «Nuestra increíblemente importante agenda de comercio requiere el completo y cuidadoso compromiso de la Unión Europea y, en particular, del comisario de Comercio», aseguró ayer Hogan, descartándose así de la carrera para el organismo internacional.

Este movimiento se ha interpretado como una estrategia por parte de Dublín para reforzar la candidatura de Donohoe, perteneciente al Partido Popular que, precisamente ayer mismo, hizo un comunicado de apoyo a la candidatura irlandesa.

Como si se tratara de un juego de espejos, el paso al frente dado por parte del Gobierno de Pedro Sánchez a favor de Nadia Calviño la semana pasada supuso también una renuncia implícita a la hora de intentar conseguir apoyos para la ministra de Exteriores, Arancha González Laya, cuyo nombre también sonaba como sucesora al frente de la OMC de Roberto Azevêdo, gracias a su experiencia previa en este organismo.

Una de las teorías consistía en interpretar el anuncio de la candidatura de Donohoe la pasada semana como un intercambio de cromos con España ya que el ministro de finanzas irlandés incluso podía retirarse en la primera vuelta como modo de favorecer a Calviño. Para hacerse con el puesto, se necesitan 9 votos de los 19 miembros de la zona euro. Se da por supuesto que ninguno de los tres aspirantes los obtendrá en la primera ronda de una votación secreta. Al termino de ésta, cada aspirante sabrá cuántos apoyos ha recibido y podrá decidir si se retira o no de la contienda de cara a la segunda ronda. Este movimiento marcará el resultado final.

Irlanda, de esta forma, utilizaría su baza en la OMC para garantizarse el apoyo de España para Hogan y también del resto de los gobiernos socialistas del bloque, en aras de presentar una candidatura conjunta europea para el organismo multilateral, aunque no está garantizado que sea un europeo el que en esta ocasión se haga con la batuta de la OMC. Pero esta estrategia se ha hecho añicos en los últimos días y Calviño cuenta con dos importantes contrincantes, ya que también hay que sumar al ministro de Finanzas luxemburgués Pierre Gramegna.

Del partido liberal, puede convertirse en el perfecto candidato de consenso tanto desde el punto de vista ideológico como geográfico si la pugna entre Norte y Sur para hacerse con la silla de Mario Centeno se encona. Además, Gramegna ya intentó conseguir este puesto en la votación en la que terminó venciendo el actual presidente del Eurogrupo.

Aunque Calviño parecía el relevo natural de Centeno al pertenecer a un Ejecutivo socialista y un país del sur y, teniendo en cuenta que el portugués tan sólo ha agotado un mandato, en los últimos días todo indica que no va a ser fácil para Calviño hacerse con el puesto. Como gran baza, cuenta con el respaldo del eje franco-alemán, pero los países de la liga hanseática liderados por Holanda se sienten mucho más cómodos con el irlandés o pueden aceptar, como mal menor, a Gramegna. A pesar de su pasado como alta funcionaria europea y de sus conocimiento de la burbuja comunitaria, Calviño se ha granjeado fama de defensora a ultranza de mayores mecanismos de integración de la zona euro y eso sigue escociendo en los países del norte, en un momento en el que se negocia el fondo de Reconstrucción para luchar contra la pandemia.