Turismo
Los hoteles pierden el 50% de los españoles y el 86% de los extranjeros
La ocupación en julio fue del 35% incluso con 7.000 hoteles cerrados. La media pasa de 17 empleados por establecimiento hace un año a menos de diez ahora
Los datos empiezan a confirmar lo que ya se intuía y ha venido denunciando el sector turístico durante todo el verano: estas serán las peores vacaciones estivales de la historia. Ni con desescalada ni desconfinamientos ha logrado el turismo reponerse al mayor golpe que se recuerda desde la Guerra Civil cuyo recuerdo perdurará durante generaciones. El último en certificarlo ha sido el Instituto Nacional de Estadística (INE), cuyo análisis de las pernoctaciones hoteleras en julio revela un desplome del 73% respecto al mismo mes de 2019. De las 43 millones de noches de hotel de hace un año se ha pasado a 11,5 millones el mes pasado.
Estas pernoctaciones corresponden a 4,3 millones de viajeros, de los que tres cuartas partes eran nacionales. Esto refleja que pese a la progresiva apertura de fronteras, el mercado nacional fue el que sostuvo en mayor medida la actividad hotelera. Esto se observa también en el volumen de pernoctaciones, que alcanzan los 7,4 millones en el caso de los residentes (descenso del 50%), frente a los 4,1 millones de los no residentes (retroceso del 86%). Hace un año, en cambio, los extranjeros eran mayoría, con casi un millón más de viajeros que los nacionales. Además, la estancia media baja un 25% respecto a julio de 2019, situándose en 2,7 noches de hotel por viajero.
Los viajeros procedentes de Alemania y el Reino Unido concentraron el 25% y el 15%, respectivamente, del total de pernoctaciones de no residentes en hoteles españoles. Este porcentaje se ha invertido como consecuencia de la cuarentena impuesta por Reino Unido, que hace un año era el principal emisor rumbo a España, con el 25% de los viajeros totales, seguido de Alemania con el 17%. Este año, el mercado turístico alemán cayó el 79% y el británico el 91%. Igualmente, las pernoctaciones de los viajeros procedentes los siguientes mercados emisores sufren fuertes retrocesos: Francia (-72%), Países Bajos (-75%) y Bélgica (-72%). En julio apenas llegaron a España 12.518 viajeros de Estados Unidos (422.000 hace un año) y 1.212 de Japón (52.000 hace un año).
Pese a la desescalada, uno de cada tres hoteles (unos 7.200) permaneció cerrado y sólo se ofertaron la mitad de las plazas. Incluso con esa oferta recortada a la mitad, la ocupación sobre las plazas ofertada alcanzó apenas el 35%. Los 12.000 hoteles abiertos emplearon a 115.000 trabajadores, frente a los 282.000 de hace un año en 17.000 hoteles. Se ha pasado de una media de casi 17 empleados por hotel o menos de diez.
Los hoteles de lujo (cinco estrellas) fueron los que optaron en mayor medida por no abrir, con un 52% de establecimientos cerrados. Por el contrario, los de una estrella fueron los que más abrieron, con sólo un 26% de hoteles cerrados. Por volumen, los de cuatro estrellas fueron los más elegidos. Los precios de las habitaciones han bajado un 8%, mientras que la facturación media diaria por cada habitación ocupada ha caído un 15%. El ingreso medio diario por habitación disponible se ha hundido un 57%.
¿Dónde veranean los españoles?
Los madrileños veranean en Levante, los catalanes, andaluces y valencianos en sus propias comunidades y los zaragozanos, en la montaña, según las conclusiones de los estudios de movilidad realizados por el INE mediante el uso de datos de telefonía anónimos. Del análisis se extraen conclusiones como cuáles son las ciudades más visitadas en vacaciones, desde qué distritos y hacia cuáles se desplazan los españoles en su jornada laboral o cómo cambia la población a nivel municipal entre el día y la noche. Los datos recopilados en estos mapas ponen de manifiesto la estacionalidad de la movilidad poblacional. Por ejemplo, Noja, en Cantabria, pasó de unos 6.400 residentes a más de 35.000 personas en verano, casi cinco veces más su población habitual, situación similar en municipios cómo Sallent de Gállego, Puerto de Santa María, Peñíscola, Oropesa del Mar o Gandía, que aumentaron entre tres y cuatro veces su población. Por el contrario, zonas de localidades como Sant Boi de Llobregat, Córdoba o Alcoy llegaron a tener un cuarto de su población regular.
Así, mientras que los madrileños prefieren veranear en la costa levantina (como Gandía y Denia), los barceloneses prefieren la costa de su propia comunidad (Palafrugell, Platja d’Aro o Calafell), al igual que los valencianos (Denia y Jávea) y sevillanos (Chipiona, Rota o Almonte). Por otro lado, los zaragozanos prefieren áreas de montaña (como Sallent de Gállego y Jaca) y la costa catalana (Salou).
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