Unión Europea

El Parlamento europeo mantiene sus líneas rojas sobre el fondo de recuperación

Exige un calendario preciso sobre los nuevos impuestos y el respeto a los Derechos Humanos para apoyar el plan de rescate

Vista general de la sala de plenos del Parlamento Europeo
Vista general de la sala de plenos del Parlamento EuropeoOLIVIER HOSLETAgencia EFE

La Eurocámara se enfrenta a una difícil encrucijada. Por una parte, no quiere aparecer como el villano de la historia, el máximo responsable de retrasar la puesta en marcha del fondo de recuperación para hacer frente a los estragos ocasionados por el coronavirus por valor de 750.000 millones de euros. Por la otra, cree que debe hacer oír su voz en unas negociaciones que hasta el momento han estado protagonizadas por las capitales europeas.

«Queremos un acuerdo, pero no a cualquier precio», resumió ayer Johan Van Overtveldt, presidente de la Comisión de Presupuestos de la Eurocámara. Los negociadores del Parlamento Europeo volvieron a repasar sus principales reivindicaciones: aumentar la dotación de algunas partidas recortadas por las capitales (como la del programa Erasmus o el I+D), un mecanismo creíble que vincule el desembolso de los fondos al respeto al Estado de Derecho (con la vista puesta en los Países del Este) y un calendario preciso sobre la puesta en marcha de los denominados «recursos propios», los impuestos europeos creados para devolver a los mercados le deuda del nuevo salvavidas europeo.

En las últimas semanas, las amenazas de retraso en la puesta en marcha del fondo no sólo vienen por parte del Parlamento sino que son las divisiones entre las cancillerías europeas las que han comenzado a causar más preocupaciones. La semana pasada, durante la cumbre europea, volvió a escenificarse una extraña pinza entre los países nórdicos y del Este. Para los primeros, el mecanismo para supeditar los fondos al Estado de Derecho es excesivamente blando mientras que para los segundos resulta una injerencia inadmisible. Para que este fondo pueda entrar en vigor, se necesita la ratificación nacional de todas las capitales, lo que en una veintena de países significa la luz verde de su parlamento. Por lo tanto, un solo país puede hacer descarrilar el desembolso de los fondos o, al menos, retrasarlo y poner en peligro la recuperación económica.

Cumbre europea

Esta posible amenaza sobrevoló ayer la reunión de los ministros de Economía y Finanzas de la zona euro (Eurogrupo) en un momento en el que los países europeos están discutiendo las prioridades de los planes de reformas e inversiones que deben presentar los gobiernos para poder recibir este dinero europeo.

Los fondos deberán utilizarse para la doble transición energética y digital. Aunque los Estados deberán cumplir las reformas exigidas por Bruselas en los último años, quedarán exentos de las recomendaciones sobre déficit y deuda ya que el Pacto de Estabilidad y Crecimiento ha sido suspendido temporalmente. Mañana, Pedro Sánchez presentará en la Moncloa el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de la Economía Española.

Además, ayer el Eurogrupo eligió al holandés Frank Elderson para el puesto de nuevo miembro del comité ejecutivo del Banco Central Europeo en sustitución del luxemburgués Yves Merch.