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Economía

Convergencia real, constante y vital

Miles de economistas siguen evitando y desenmascarando espantapájaros y bulos económicos de populistas

Campaña de 'Constantes y vitales' de laSexta 'Objetivo 2%'
Campaña de 'Constantes y vitales' de laSexta 'Objetivo 2%'larazonLASEXTA

Conocemos en economía como leyes de Engel (1821-1896) las del estadístico alemán que durante años fue entrevistando a los obreros al salir de las fábricas, obteniendo sus series de ingresos y demanda. Concluyó que al iniciarse los procesos de desarrollo económico los salarios tienden a ser de subsistencia y, conforme el país va creciendo en PIB/per cápita, los asalariados van diversificando gastos, cambiando su ponderación. Y reducen proporcionalmente lo dedicado a manutención, aumentando progresivamente otros como transporte, vivienda, vestido, enseñanza, etc. Por eso no procede hacer comparaciones salariales ni presupuestarias entre países que tienen rentas por habitante distintas; pues los sanitarios o ingenieros de Alemania –por ejemplo– tendrán salarios 35% superiores a los de España, al ser también ese su diferencial en renta per cápita. Por tanto, lo urgente es definir medidas que logren dichos incrementos en la convergencia real de nuestras economías. Y no generar falsas expectativas que encanallen o vulgaricen más la opinión pública.

Unamuno y Ortega manifestaban la necesidad que había de que se desarrollaran facultades y estudios de economía en la España de los años veinte, única forma de realizar análisis internacionales comparados sobre nuestra evolución económica, en tiempos, por cierto, de fuerte expansión y crecimiento, como luego se ha demostrado. Y fueron las decenas de miles de economistas salidos de las aulas desde la primera promoción de nuestra Facultad (1943-48) quienes repartidos por la sociedad contribuyeron a modernizar y dar la vuelta a nuestro país como un calcetín. Y siguen evitando y desenmascarando espantapájaros y bulos económicos de populistas y aventureros de la política, con mayor éxito hasta la fecha que en los años treinta. Dicho ahora que alguien celebra a Azaña, «irresponsable y destructivo» (Stanley Payne, dixit), que cerró los estudios de Deusto y no se movió por salvar de las checas a economistas y primeros TAC’s como Bermúdez Cañete, o Jainaga, autor de nuestras primeras balanzas de pagos.

La inversión en investigación aplicada debe aumentarse tras analizar bien su contenido, pues estudios como los «racializados de género» no tienen efecto multiplicador alguno en la convergencia económica, ni en el empleo. Lo digo también por esa bien pensante campaña mediática que reclama campanudamente «querer ya, y lo queremos para siempre» aumentos presupuestarios dedicados a la ciencia, que personalmente todos desearíamos fuera proporcionalmente mayor incluso que la de Luxemburgo. Por cierto con un PIB/pc más de tres veces el de España.