El vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias saluda a la portavoz en el Congreso de EH Bildu, Mertxe Aizpurua

Iglesias vuelve a ganar

Cada vez está más claro que el vicepresidente es el hombre fuerte del Gobierno

Cada vez queda más claro que el hombre fuerte del Gobierno es Iglesias. En la negociación de los Presupuestos ha vuelto a ganar, igual que antes con el Ingreso Mínimo Vital, las polémicas con Calviño y Montero sobre la pandemia, la subida de impuestos, el incremento del gasto y en todo lo demás. Sánchez no iba a dormir tranquilo con él en el Gobierno, pero se ve que lo hace a pierna suelta. Los grandes temas los enfila de un plumazo el vice-todo con el consentimiento inevitable del presidente, que está engullendo una tras otra sus promesas sobre Bildu, los indepes, Maduro y Puigdemont. La agenda de Iglesias pasa por apartar a Cs y avanzar en lo que le interesa: el control de la Judicatura, los medios y el CNI (Sánchez dixit). O sea, al estilo Chávez en Venezuela.

Los presupuestos, en realidad, son algo meramente instrumental. En la reunión Iglesias-Otegi no se habló ni 15 minutos de las cuentas del Estado. A Otegi las cuentas le interesan lo mismo que el Estado. Es decir, nada. «Un comino», en palabras de la errecera Montserrat Bassa en las Cortes. El Estado lo quieren para romperlo. «Vamos a tumbar el régimen», dijo el jueves el portavoz bildutarra en el Parlamento vasco. Quieren un Ente de corte confederal-republicano para funcionar con independencia de Madrid. De eso hablaron Iglesias y Otegi en su reunión sobre los PGE. De la Agenda común. Los pasos que tiene que dar el Gobierno para cambiar España reformando la Constitución, sometiendo la Monarquía a referéndum y abrazando la república plurinacional.