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Antonio Garamendi pone a dedo un sueldo de 240.000 euros a Fátima Báñez

Indignación en la CEOE por una nueva «decisión personalista» de su presidente a espaldas de la junta directiva. En abril aseguró que la exministra no cobraría en la Fundación

El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, y Fátima Báñez
El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, y Fátima BáñezAlberto R. RoldanLa Razón

Bajan revueltas las aguas dentro del seno de la CEOE. El malestar existente entre varios sectores de la patronal por las decisiones «cada vez más personalistas» de su presidente, Antonio Garamendi –dicen fuentes empresariales– son evidentes desde hace tiempo y ha acrecentado la distancia con muchos de los pesos pesados de la organización, que creen que algunas de las decisiones tomadas durante la pandemia no han sido positivas ni para los intereses de los empresarios ni de la propia patronal. Aunque estas diferencias han quedado siempre en el ámbito privado.

Sin embargo, un elemento desestabilizador ha enrarecido especialmente el ambiente interno en los últimos meses. El empeño personal de Garamendi de apostar por la incorporación de la exministra de Trabajo, Fátima Báñez, para que comandara el nuevo proyecto solidario «Empresas que ayudan», dentro de la Fundación CEOE, ha tensado las relaciones desde el pasado mes de abril. Muchos empresarios entienden que identificarse tan públicamente con una ex ministra del PP les escora demasiado hacia una posición política, en un momento «inconveniente» dada la actual situación de crisis sanitaria y económica.

El presidente de los empresarios intentó sortear las negativas y los inconvenientes aduciendo que el cometido de Báñez -–intermediación para la canalizar las aportaciones empresariales para luchar contra el coronavirus– no sería retribuido y que trabajaría de forma altruista. «Estoy muy ilusionada por este proyecto solidario al que me incorporo», llegó a declarar en aquel momento la ex ministra.

Decisión unilateral

Este fichaje no es el único que ha hecho Garamendi procedente de las filas del PP, pero sí el primero realizado de forma unilateral y sin consulta previa al consejo directivo, algo que no sentó nada bien en el seno de la patronal. «Actúa como si fuera el señor de la CEOE, lo ha presentado ya como un hecho consumado», señalaron a la LA RAZÓN en aquel momento fuentes de la organización, que confirmaron el fuerte «cabreo» interno con Garamendi. Un enfado que persiste y sigue incrementándose.

La razón es de nuevo Fátima Báñez. Los directivos de la CEOE accedieron a su incorporación con la condición de que su trabajo fuera no remunerado, al tratarse de un proyecto solidario basado en la voluntad colaborativa de las empresas y socios de la organización. La retirada de José María Lacasa como presidente de la Fundación dio a Garamendi la oportunidad de elevar a Báñez a ese puesto y, por consiguiente, de proporcionarle una remuneración económica que no estaba prevista ni aprobada por la junta directiva ni por el comité ejecutivo. Fuentes cercanas a la dirección de la confederación han explicado a este diario que no fueron informados de este cambio de situación contractual de Báñez y, por tanto, no dieron el visto bueno a que se le proporcionara ni un sueldo ni ningún tipo de remuneración, salvo los preceptivos gastos operativos y de representación que correspondían a su situación dentro de la CEOE.

Según advierten, la decisión la tomó directamente el propio Garamendi, al margen del Comité Ejecutivo, al que no informó previamente, situación que no ha gustado a los directivos, que critican abiertamente el personalismo en algunas decisiones no consensuadas de la entidad.

Nueva polémica

Y aún ha sentado peor conocer la cantidad que se embolsa la nueva presidenta de la Fundación, 240.000 euros anuales, una cifra que ven desproporcionada para las atribuciones y proyectos gestionados, que se han ralentizado en su mayor parte. Y la cantidad que finalmente autorizó el presidente de los empresarios se queda corta con las pretensiones iniciales de la expolítica, que llegó a solicitar hasta 300.000 euros para aceptar el cargo, aunque finalmente se vieron reducidas sus expectativas en 60.000 euros. Además, cuenta con una secretaria personal a su disposición.

Esta polémica sobre remuneraciones en la patronal no es nueva. El presidente de la CEOE se otorgó nada más acceder al cargo un sueldo de 300.000 euros al año, que ya fueron motivo de crítica entre algunos miembros de la patronal, al entender que era una cantidad excesiva, máxime cuando el puesto había sido solo representativo tras el fin de la presidencia de Gerardo Cuevas. A esa cantidad hay que sumar otros 50.000 euros en concepto de pluses, de más de los gastos de representación.

Garamendi aprovechó que el pasado 1 de junio se cumplían los dos años legales de incompatibilidad de cargo público para promocionar a Báñez y evitar la irregularidad que habría supuesto mediar con un sueldo.

Fátima Báñez, mano derecha de Mariano Rajoy y de Soraya Sáenz de Santamaría durante dos legislaturas, fue la encargada de llevar a cabo la reforma laboral que aprobó el PP en el año 2012, muy celebrada por la CEOE. La ex ministra ya fichó el pasado mes de diciembre por los laboratorios Rovi como consejera y desde septiembre es consejera de Iberdola México y Neoenergía.

Fuentes de la CEOE reconocieron que la exministra tiene una remuneración pero negaron que cobre esos 240.000 euros. «Su sueldo es el de cualquier directivo», aunque no accedieron a concretarlo. También manifestaron que el procedimiento para su nombramiento había sido el correcto. Ambos extremos han sido desmentidos por otras fuentes.