Energía
ESG, las tres claves para entender la nueva economía verde
Medioambiente, sociedad y gobernanza vertebran el plan inversor de Iberdrola, que destinará 75.000 millones de euros hasta 2025 a la reactivación económica y el empleo
El consenso de expertos y las decisiones de la UE y la mayoría de sus países miembros han puesto de manifiesto en los últimos años, y con más intensidad durante la pandemia, que sostenibilidad y rentabilidad son conceptos que han dejado de estar enfrentados para convertirse en dos caras de la misma moneda. La última de las decisiones, la asociada a la creación del Fondo de Restructuración, pone el foco en la transición energética y la digital como las claves de la recuperación, así como las palancas que permitirá la transformación de nuestros sistemas productivos hacia economías más sostenibles, competitivas y resilientes.
En un entorno, en el que la palabra recuperación centra la conversación global, tres siglas cobran especial protagonismo: ESG. Responden, en inglés, a medioambiente, sociedad y gobernanza y vertebran alguno de los planes de impulso a la reactivación económica más ambiciosos, como es el de Iberdrola.
La compañía liderada por Ignacio Galán acaba de presentar sus perspectivas 2020-2025, que contemplan inversiones de 75.000 millones de euros para contribuir a impulsar la recuperación de la economía y el empleo. Este esfuerzo le permitirá duplicar su capacidad renovable hasta los 60 GW y a multiplicar por 1,5 veces el valor de sus activos de redes de distribución eléctrica –la espina dorsal de la electrificación– hasta los 47.000 millones de euros en 2025.
Con unas emisiones de CO2/kWh que son ya dos tercios inferiores a la media europea, la estrategia de inversión en energía limpia y redes llevará a Iberdrola a ser una compañía neutra en carbono en Europa en 2030 y a reducir sus emisiones de CO2 a nivel global un 86%, hasta los 50g/kWh, al final de la década –serían de 70g/kWh a finales de 2025–. En este sentido, el 75% de sus proveedores –más de 22.000– tendrán que contar con políticas de sostenibilidad al final del periodo. La compañía, que será neutra en carbono de forma global en 2050, ya genera el 100% de su energía sin emisiones en países como el Reino Unido, Alemania o Portugal.
Junto con sus objetivos de emisiones, Iberdrola incidirá también en la reducción de su consumo de agua y hará de la tecnología y la innovación aliados clave: sus inversiones en I+D+i alcanzarán los 400 millones de euros en 2025, desde los 280 millones de 2019. Los avances de la compañía serán compartidos y reforzados por su cadena de valor.
Vertebrador social
El segundo eje vertebrador de este modelo es la sociedad, ámbito en el que la compañía se ha fijado metas ambiciosas. El grupo prevé contribuir al mantenimiento de 500.000 empleos en todo el mundo a través de sus proveedores al final de 2025; apostar por la diversidad, con un 30% de mujeres directivas en ese mismo año, y reducir la brecha salarial por debajo del 2%, en una empresa en la que ya en 2019 las mujeres cobran más de media que los hombres. En paralelo, llevará el suministro eléctrico a 14 millones de personas que actualmente carecen de él y, a través de su Fundación, beneficiará a 1,4 millones de personas de colectivos vulnerables.
La gobernanza también es clave es la implementación del plan. La compañía es ya un líder referente en este ámbito conforme a los estándares internacionales más exigentes –ha recibido durante siete años consecutivos el reconocimiento de los World Finance Corporate Governance Awards– y realiza una revisión continua de su sistema de gobernanza, implementando las mejores prácticas en políticas de Diversidad e Inclusión. Como ejemplo, incluye además los Objetivos de Desarrollo Sostenible en la retribución variable: así, su Bono Estratégico 2020-2022 está basado en objetivos de tipo financiero y de negocio, pero también de contribución a los ODS.
La compañía lleva veinte años demostrando que este modelo ESG es rentable para todos sus grupos de interés. En dos décadas, ha pasado de ser una «utility» local a convertirse en un líder energético global, que ha cuadruplicado su capacidad renovable, quintuplicado su EBITDA, cuadruplicado su beneficio neto y sextuplicado su capitalización bursátil, al tiempo que ha reducido sus emisiones de CO2 en un 75%, ha cerrado sus plantas de carbón y triplicado la retribución a sus accionistas. Todo ello, acompañado de un profundo proceso de diversificación geográfica y fortalecimiento del balance.
La naturaleza como aliada: 20 millones de árboles en 2030
Dentro de los planes de Iberdrola para contribuir a la conservación del medioambiente y avanzar hacia la neutralidad climática, la propia naturaleza jugará un papel fundamental. Junto a las numerosas prácticas relacionadas con la biodiversidad, la compañía liderada por Ignacio Galán ha decidido dar un paso más en el ámbito de la reforestación. Así, se ha comprometido a impulsar la plantación de 20 millones de árboles para 2030, capaces de capturar unos seis millones de toneladas de CO2 en 30 años. El programa de reforestación se articula en tres «ramas»: conservación del patrimonio natural, para mitigar y compensar los hábitats afectados por nuevas infraestructuras; regeneración y creación de valor natural, con lo que se revertirá la pérdida de masa forestal gracias a la plantación en terrenos propios o de terceros; y la investigación y la sensibilización, a través del Programa de Voluntariado de la empresa y del respaldo a proyectos de I+D.
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