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Crisis crediticia

La banca cierra el grifo del crédito a empresas y hogares

Con la primavera llegará la crisis crediticia. Tras diez meses de liquidez a espuertas, el temor a los impagos endurecerá la concesión de préstamos a familias y pymes

Imagen de recurso de una persona sacando dinero de un cajero
Imagen de recurso de una persona sacando dinero de un cajeroServicio Ilustrado (Automático)EUROPA PRESS

La barra libre del crédito y la liquidez financiera para empresas y particulares parece haber llegado a su fin. El aumento de la morosidad derivada de las restricciones en la actividad empresarial por culpa de la pandemia, añadido a la mayor presión de los requerimientos regulatorios y al aumento de los costes relacionados con operaciones de saneamiento en el balance de las entidades financieras provocarán un parón en el flujo crediticio, que será ya generalizado en el primer trimestre de 2021.

Los analistas hablan ya de una crisis financiera silenciosa, aquella que cierra el grifo del dinero para evitar que se eleve la morosidad de los préstamos, una situación que afectará en mayor medida a las familias con ingresos bajos y medios, y a las empresas de menor tamaño, las que disponen de menos activos que las protejan de la insolvencia.

Los bancos han empezado a dar marcha atrás en la renegociación de préstamos y a acortar los periodos de gracia con los deudores, aduciendo la transitoriedad de la crisis sanitaria y por las dificultades financieras que empiezan a sufrir empresas y hogares por culpa de la tercera ola. Y el Banco Central Europeo (BCE), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco de España han empezado a alertar sobre esta situación.

El FMI ya ha avisado de que la persistencia de la pandemia está empezando a hacer mella en el sistema bancario europeo a causa del progresivo aumento de la temida morosidad. Por esta razón, ha pedido que se mantengan las «medidas de apoyo al sector financiero» hasta que la recuperación «esté bien encaminada», además de reclamar a la banca que se abstenga de repartir dividendos y recomprar acciones.

Por su parte, la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, recordó ayer mismo que el supervisor está vigilando «atentamente» la evolución de los acontecimientos y «permanece listo para ajustar todas sus herramientas disponibles con el fin de mantener unas condiciones de financiación favorables en la zona euro para todos los sectores», y que se mantenga un flujo de liquidez adecuado.

Esta misma semana, la subgobernadora del Banco de España, Margarita Delgado, consideró que deben mantenerse las medidas de apoyo a la economía por parte de las entidades financieras, ya sea con «una mayor focalización o con una extensión de las mismas», y advirtió sobre la necesidad de que los bancos destinen gran cantidad de recursos al análisis y gestión del riesgo, ya que habrá «casi con certeza» empresas que no puedan cumplir con las condiciones contractuales originales. Pese a ello, reclamó que se mantenga abierto el grifo del crédito, aunque las entidades deberán «afinar más a la hora de conceder financiación a las empresas» y que se «anticipen al vencimiento de las operaciones de financiación ya concedidas y reconozcan las provisiones que sea preciso dotar».

Pero es principalmente la propia banca la que se ha puesto a la defensiva. Lo han plasmado en una encuesta monotorizada por el propio Banco de España, cuyas conclusiones apuntan a que el dinero dejará de fluir «significativamente» este año. Así, prevén un endurecimiento de los criterios de concesión de préstamos ya en el primer trimestre de forma generalizada, pero especialmente en el segmento de empresas. Tras diez meses en los que las facilidades y los avales públicos propiciaron que la concesión de préstamos se disparase, los datos del último trimestre de 2020 ya anticiparon un retroceso en la oferta crediticia, que se contrajo ante el temor al aumento de la morosidad por el crecimiento de los «riesgos percibidos» por las entidades financieras en el «contexto de deterioro» económico por culpa de la tercera ola del coronavirus en el recién estrenado 2021. Solo se salvaron los créditos destinados a la adquisición de vivienda, que mantuvieron sus operaciones sin apenas cambios, aunque con unas contrataciones por debajo de la media.

Las previsiones que las entidades financieras españolas han plasmado en la Encuesta sobre Préstamos Bancarios reflejan que durante los próximos meses los criterios de concesión crediticia para todos los segmentos, así como las condiciones generales de los nuevos préstamos, serán menos permisivos. Este endurecimiento podría irse acentuando mes a mes ante los malos datos sanitarios y económicos de la tercera ola de la pandemia y en previsión de una cuarta.

Para Ricardo Zion, profesor de Economía y Finanzas del EAE Business School, «en la crisis de 2008 los bancos eran el problema. Ahora deben ser parte de la solución, aunque sin el respaldo del Gobierno no lo harán de forma muy proactiva». Zion considera que con la flexibilización de los requerimientos de liquidez y capital hechos por el BCE «ya no pueden tener una excusa para reducir la oferta de financiación». Además, recuerda que el Gobierno debería avalar «nuevas remesas de préstamos», con el objetivo de facilitar una rápida recuperación». Eso sí, avisa de que «la banca no puede permitirse un incremento importante de la morosidad, ya que les llevaría a niveles de rentabilidad y de solvencia inaceptables».