Opinión
Pablo Iglesias entra en campaña
No me queda claro que su autoproclamación como candidato a la Comunidad de Madrid sea positivo para Unidas Podemos, Más Madrid y el PSOE
Aunque en un principio el lema de Ayuso de «socialismo o libertad» me pareció a todas luces una exageración (ni Gabilondo es un representante del socialismo clásico ni Ayuso debería personificarse como la encarnación de la libertad), tras la autoproclamación de Pablo Iglesias como candidato de Unidas Podemos a la Comunidad de Madrid (y la posibilidad de que conforme un frente de extrema izquierda con Más Madrid), las próximas elecciones autonómicas van camino de convertirse en un referéndum con implicaciones nacionales sobre el modelo de sociedad hacia el que deseamos avanzar. O una sociedad donde el Estado pese cada vez más (más impuestos, más regulaciones y más planificación de nuestras vidas) o una donde el tamaño del Estado no aumenta sino que incluso se reduce (menos impuestos, menos regulaciones, menos planificación sobre nuestras vidas). Iglesias claramente abandera una visión estatalizada de la sociedad, mientras que Díaz Ayuso aspira a promover una sociedad menos estatalizada. Madrid, por consiguiente, se juega mucho el próximo 4 de mayo. Una victoria del bloque de izquierdas validaría una ofensiva intervencionista mayor en todo el país, mientras que una derrota restaría legitimidad social a las aspiraciones más liberticidas de la extrema izquierda.
A este respecto, ¿el movimiento de Iglesias aumenta o reduce las expectativas de victoria del bloque de izquierdas? Personalmente, no me queda claro que vaya a tener un efecto positivo para PSOE, Más Madrid y Podemos por cuatro razones. Primero, Iglesias polariza ideológicamente el debate público. Si Ayuso quería que se votara entre «socialismo o libertad», Iglesias le acaba de dar media campaña hecha. Tan es así, que el lema ya ha pasado a ser «comunismo o libertad».
Segundo, esta polarización ideológica se traducirá en una polarización del voto: movilizará a la izquierda, sí, pero también lo hará con el electorado de derechas. Pero además lo movilizará concentrando el voto enAyuso y en detrimento de Vox y, sobre todo, de Ciudadanos (y recordemos que una de las claves de la victoria de Ayuso es que Ciudadanos no llegue al 5% del voto y, por tanto, no se le asignen diputados).
Tercero, aunque la extrema izquierda sí se movilizará con Iglesias, no está claro que el votante moderado del PSOE de Gabilondo vaya a hacerlo. ¿Votarán por un candidato que cogobernaría sí o sí con Iglesias como vicepresidente? Dudoso.
Por último, la figura de Iglesias también complica la política de alianzas del PSOE. Si Ciudadanos entrara en la Asamblea, no es probable que facilite un gobierno de izquierdas tutelado parlamentariamente por Pablo Iglesias. Por tanto, y a pesar de lo que ellos consideran una traición de Ayuso, Ciudadanos con Iglesias de por medio podría volver a aceptar un gobierno del PP. Veremos qué termina sucediendo, pero el próximo 4 de mayo será un día decisivo para nuestro futuro.
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