Opinión

Perspectivas económicas de España a corto y a largo plazo

En el corto tendrá un rebote intensísimo. En el largo, el problema estiba en si será transitorio o estructural

Dollar General shopping carts are seen outside a store in Mount Rainier, Maryland
Dollar General shopping carts are seen outside a store in Mount Rainier, MarylandERIN SCOTTREUTERS

Nos encontramos en unos momentos de amplia incertidumbre económica. Parece que el virus va cediendo ante el avance de la vacunación de la población, que se relajan las prohibiciones derivadas de la pandemia y que se está recuperando cierta actividad económica, elementos todos ellos que son un buen paso. Un buen paso que no debe hacernos olvidar que partimos de una posición frágil, por lo que, en este sentido, es bueno diferenciar entre los efectos del corto y los del largo plazo, ya que los resultados del primero pueden anestesiar lo que puede suceder en ese largo plazo.

Es obvio que la economía española rebotará, dentro de la teoría del ciclo, y que lo hará con fuerza, ya que hay un ahorro generado importante derivado del menor gasto de familias y empresas por las restricciones, unido al provocado por efecto precaución, que se canalizará hacia la economía. Junto a ello, con la mejora de la vacunación que permitirá el levantamiento de restricciones en hostelería, espectáculos y turismo en general, se impulsará el crecimiento económico de manera muy importante, de forma que podremos ver un segundo semestre de 2021 con un crecimiento muy intenso. El corto plazo, por tanto, salvo alguna adversidad no contemplada, tendrá un crecimiento intensísimo.

Ahora bien, nos queda la parte más importante, el largo plazo, y he aquí el problema, que estriba en si será un rebote transitorio o si será estructural. Para que sea permanente, precisa de reformas estructurales, que permitan consolidar el brío de dicho rebote con la adecuación de la estructura española a un crecimiento económico más productivo, que es uno de los grandes problemas de la economía nacional y que origina otro gran problema, que es el elevado desempleo y el porcentaje de deuda sobre el PIB, situado en unos niveles muy elevados. Aunque el mayor crecimiento nominal del PIB ayudará a reducir el cociente de deuda entre PIB, esta relación seguirá en el entorno del 120% en 2021 y cercano al mismo en 2022, que muestra una rebaja insuficiente, fiada sólo a la mejoría del PIB, puesto que el déficit seguirá estando presente y a niveles muy importantes, cercanos al 8%, de manera que la deuda seguirá creciendo en valores absolutos. Si cambia la política monetaria en el medio plazo y suben los tipos, el peso de los gastos financieros puede ser insostenibles.

Crecimiento potencial, productividad, desempleo, déficit y deuda son elementos sobre los que hay que actuar de manera estructural, pero no se ve un plan para ello. Por eso, este rebote intenso que se producirá servirá en el cortísimo plazo, pero que si no hay reformas se desvanecerá en el medio y largo plazo. Ése es el problema.