Energía
Las eléctricas reclaman bajar impuestos para reducir el recibo de la luz a corto plazo
El CEO de Endesa, José Bogas, señala al gas y a la fiscalidad como los culpables del subidón del recibo
Las compañías eléctricas españolas no dejan de recordar al Gobierno y a los consumidores que ellas no son las culpables de la subida del recibo de la luz, que otros factores están marcando este «pelotazo», por un lado el precio del gas y por otro la dura fiscalidad de nuestro país, entre las más altas de Europa. Pese a la bajada temporal del IVA al 10% y de la supresión el impuesto a la generación, del 7%, esto apenas ha supuesto un alivio de 8,54 euros en una factura media. Y el Ejecutivo no se plantea ningún retoque más a corto plazo, algo que le reclaman las eléctricas.
Lo hizo ayer de nuevo públicamente en una entrevista en Telemadrid el consejero delegado de Endesa, José Bogas, confirmó que el precio de la luz no bajará hasta el segundo trimestre y que la única forma de que se rebaje la factura a corto plazo tendrá que venir de una decisión gubernamental sobre la reducción de los impuestos que gravan la electricidad. A su juicio, la receta mágica para solucionar el problema en un plazo corto sería «desligar» la tarifa regulada «en parte o totalmente» del mercado mayorista, reducir drásticamente la fiscalidad, porque en España es «muy alta», y seguir trabajando en la política energética de sustitución de combustibles fósiles por renovables, propuestas que también ha defendido el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán.
Sistema
«Ni las compañías ni el Gobierno tenemos la culpa de lo que está pasando». Para Bogas, el problema es consecuencia de la subida del gas a nivel mundial, así como del incremento del coste del CO2, por lo que habrá que adoptar medidas «valientes» que tengan que ver con el gas y con la raíz del problema. «La gente está preocupada con razón, pero me preocupa uno poco más el futuro de los próximos meses que lo que ha ocurrido hasta ahora, la polémica es más en España que en otros países, porque tenemos una tarifa regulada que está ligada 100% a ese mercado mayorista que tiene esa volatilidad». Además, el presidente de Endesa reclama medidas directas en la rebaja de la fiscalidad.
Razones tiene de sobra. España se encuentra en el Top 5 de los países con una mayor presión impositiva sobre la electricidad. La luz y el gas soportan en España un tipo impositivo del IVA del 21% –temporalmente establecido en el 10%–, cuando en la mayoría de países europeos es inferior, incluso en grandes potencias económicas y con mayor renta per cápita, como Francia (20%) o Alemania (19%). Además, en muchos casos tienen tipos reducidos para algunos colectivos. Por ejemplo, el sistema francés mantiene un IVA general del 20% para la parte no fija de la tarifa, pero lo rebaja al un 5,5% en la parte fija, y en Italia o Grecia han optado por gravámenes superreducidos, del 10% y el 6% respectivamente. El Gobierno británico los mantiene en el 5% en gas y electricidad para los hogares.
Hasta ahora, el Ministerio de Teresa Ribera ha retocado el IVA y el impuesto de generación, pero el grueso de la factura corresponde al resto de impuestos, los peajes –relativos al coste de las redes de transporte y distribución eléctrica– y los cargos –costes asociados al desarrollo de las renovables, a las extrapeninsulares y a las anualidades del déficit de tarifa–. El coste real de la energía tiene un peso en torno al 25% de lo que paga una familia a final de mes. Por tanto, la combinación de impuestos, peajes y cargos gubernamentales para financiar políticas económicas, medioambientales y sociales –las que corresponden a renovables, cogeneración, residuos y otros– ha llegado a alcanzar casi la mitad de la factura del consumidor residencial. La combinación de impuestos, peajes y cargos puede alcanzar hasta un 55% de la factura residencial.
Si todo se mantiene como hasta ahora durante los primeros siete días del mes, el recibo de la luz semirregulado (PVPC) escalará en septiembre hasta el récord de los 104,8 euros, casi doce euros por encima de la factura más alta de la historia, los 93,1 euros del pasado agosto, según advierte Facua. Tomando como referencia las tarifas de los primeros siete días del mes, el recibo del usuario medio se encarecería en 38,03 euros con respecto a septiembre de 2020. Hasta la fecha, los cinco recibos del usuario medio más elevados han sido los 93,1 euros de este agosto, los 88,66 euros del primer trimestre de 2012 (con el IVA al 18%), los 87,81 euros de enero de 2017, los 85,34 de julio de 2021 y los 83,55 euros de septiembre de 2018 (en los tres casos con el IVA al 21%), según el informe de Facua. Entre enero y agosto el recibo del usuario medio ha acumulado una subida interanual del 29,5% y ha representado una media de 79,61 euros mensuales –impuestos incluidos–, frente a los 61,46 euros del mismo periodo de 2020.
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