Pensiones

¿Jubilarse a los 75 años? Escrivá retoma el debate para “alargar” la edad de jubilación

De nuevo apuesta por incentivar el empleo hasta los 75 años y su «compañera» de Trabajo, Yolanda Díaz, le pide ser más «cauto» y no alarmar

El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá
El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis EscriváLorena SopênaEuropa Press

Apenas han pasado tres meses desde que el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, desatara el debate sobre una posible ampliación de la edad de jubilación por encima de los 67 años, bien mediante la introducción de incentivos a las carreras de cotización más largas o por las bravas, y ya se ha reabierto la polémica, que enfrenta, además, a los dos socios de Gobierno.

Si a principios de julio Escrivá se descolgaba –el mismo día en que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, firmaba con los agentes sociales la primera parte de la reforma de las pensiones –con unas declaraciones en las que aseguraba que el nuevo factor de equidad intergeneracional debería abordar el problema de los «baby boomers», que al ser una generación «más ancha» tendría que asumir «algo del esfuerzo que hay que hacer de moderación del gasto en pensiones durante un periodo concreto de tiempo», el pasado fin de semana apostaba porque los trabajadores estiraran más su vida laboral entre los 55 y los 75 años, una idea que ha levantado sarpullidos en el Ejecutivo, especialmente al otro lado de la calle, donde su compañera de Gabinete, vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, le recordó que alargar la edad de jubilación no figura en los acuerdos de Gobierno.

Escrivá no fue en esta ocasión tan explícito como en julio. En una entrevista dominical en el diario catalán «Ara» apostaba por un «cambio cultural» para extender la vida laboral hasta los 75 años. «En estas edades, por razones demográficas y de calidad de vida, se puede trabajar más. Y España es una anomalía europea: no solamente no seguimos esta tendencia sino que reducimos la proporción de mayores de 55 años en activo», afirmaba. Aunque en ningún caso se refería a alargar la edad legal más allá de los 67 años que se alcanzarán en 2027, la vuelta a las andadas de Escrivá desató una pronta respuesta de Díaz, quien hoy mismo pidió al ministro cautela a la hora de hablar de las pensiones públicas, cuando ha sido precisamente este el que ha criticado en numerosas ocasiones a la prensa por, según su parecer, «crear alarma» al analizar los problemas del sistema público de pensiones. «Seamos cautos, prudentes y no generemos más tensiones en un país que lo está pasando mal», se despachó Díaz al ser preguntada por las declaraciones de Escrivá. «Es muy difícil decirle a una trabajadora de la limpieza que extienda su edad laboral más allá de los ya 67 años que nos ha dicho la ley», añadía Díaz desde Santander.

Rectificación

Ante la que se le venía encima, Escrivá ha vuelto entonces a echar la culpa a los medios al indicar que se habían tergiversado sus declaraciones. Según él, se «han sacado de contexto» y remarcaba que en absoluto plantea «la necesidad de trabajar hasta los 75. «En ningún caso planteo la necesidad de trabajar hasta los 75 años como algunos sugieren, sino fomentar medidas que contribuyan a cambiar la mentalidad de las empresas para que no expulsen a trabajadores del mercado a partir de los 55 años, desperdiciando su experiencia», explicaba.

La vicesecretaria Sectorial del Partido Popular, Elvira Rodríguez, ha indicado por su parte que la confusión generada evidencia que el Gobierno es como «el camarote de los hermanos Marx» y que «a veces Escrivá dice lo que piensa y lo que piensa es que por el camino por el que va la gente no se va a poder jubilar».

Al margen de la polémica, queda claro que el ministro Escrivá vislumbra un horizonte más que complejo para las jubilaciones de los «baby boomers» ,que ya han comenzado a prejubilarse pese a que el grueso lo hará entre 2025 y 2035. En julio, antes de desdecirse, afirmó en TVE que estas cohortes se verían obligadas a «elegir entre varias opciones: una puede ser un pequeño ajuste en su pensión, que sería muy moderado, o alternativamente podrían trabajar un poco más». Ese atraso de la jubilación, que no concretó, desató un aluvión de críticas pese a que, según dijo el propio Escrivá, se trataría de ajustes «bastante moderados» que no implicaban una «merma de la pensión».