Moncloa

Sánchez impondrá una subida de impuestos a Madrid

Anuncia la primera gran recentralización de la democracia por un supuesto «dumping» fiscal que no llega a 100 millones

Esta semana conocimos los detalles del «Operational Arrangement», el contrato entre la Comisión Europea y el Reino de España sobre las reformas que deben ser implementadas en los próximos dos años a cambio de recibir los famosos fondos europeos. De todas las medidas comprometidas, la que ha copado una mayor atención mediática ha sido la de alargar el periodo de cálculo de base reguladora de las pensiones, lo que podría acarrear (según como sea aplicada) hasta un recorte del 10% en los ingresos de los nuevos jubilados. Sin embargo, existen otras iniciativas que han sido menos publicitadas y que también son merecedoras de atención: por ejemplo, la que promete a Bruselas armonizar los impuestos sobre la riqueza entre comunidades autónomas. A saber –y dado que no cabe esperar una armonización a cero de tales tributos por parte de un Gobierno que solo pretende instrumentarlos como vía de saqueosubir el Impuesto sobre Sucesiones y restablecer el Impuesto sobre Patrimonio en Madrid. Tal provisión resulta especialmente disparatada por cuatro motivos.

Primero, la reforma fiscal debería quedar al albur de lo que proponga el comité de expertos para la reforma del sistema fiscal, pero aparentemente el Gobierno ni siquiera guarda las formas y propone algo que «prima facie» los expertos no tendrían por qué acabar proponiendo (en realidad, los expertos fueron escogidos para que dijeran aquello que el PSOE quiere: pero, como digo, ni siquiera se guardan ya las formas).

Segundo, de aprobarse una armonización fiscal en materia de Patrimonio y Sucesiones estaríamos ante la primera gran recentralización administrativa desde el lanzamiento del estado de las autonomías: una recentralización que no estaría protagonizada por Vox, sino por una deplorable alianza entre PSOE, Podemos y ERC.

Tercero, el Impuesto sobre Patrimonio es un tributo que prácticamente no existe en ningún país europeo, de modo que se daría la absurda circunstancia de que Europa obligaría a Madrid a imponer una figura fiscal que no existe en casi ningún país europeo.

Cuarto, PSOE, Podemos y ERC reclaman la armonización impositiva para supuestamente luchar contra el «dumping» fiscal que ejerce Madrid contra otras regiones españolas. En realidad, la pérdida de recaudación que todas las demás autonomías sufren por la bonificación patrimonial de Madrid ni siquiera alcanza los 100 millones de euros, de modo que se trata de una excusa muy pobre para doblegar el mandato que lustro tras lustro los madrileños han ratificado en las urnas. Pese a todo lo anterior, será muy difícil que la armonización no se consume dado que se ha pactado ya con Bruselas. Ahora bien, un futurible gobierno nacional del PP debería suprimirla «ipso facto» o, en su defecto, el gobierno regional de Madrid debería destinar la recaudación extraordinaria que obtenga por la subida de Patrimonio y Sucesiones a reducir aún más el IRPF. Si la izquierda quiere evitar que Madrid siga atrayendo capital empresarial y financiero merced a la bonificación patrimonial, Madrid debería apostar por atraer aún más capital humano rebajando el principal gravamen que pesa sobre ese capital humano (el IRPF).

Lo que bajo ningún concepto debería hacer Madrid es engordar la administración a partir de esa mayor recaudación: si le obligan a subir unos impuestos, que baje otros. Nunca ceder al chantaje jacobino y estatista de nuestra izquierda anticapitalista y recentralizadora.

Recorte de las pensiones

En la celda C30.R2 del «Operational Arrangement» que se ha publicado esta semana, podemos leer con relativa claridad el siguiente compromiso adoptado por el Gobierno de España: “Aprobar legislación para ajustar el período de cómputo de las pensiones, extendiéndolo en el cálculo de la pensión de jubilación”. No debería existir demasiada ambigüedad respecto al significado de estas palabras pero, sin embargo, el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, ha pretendido marear la perdiz de la opinión pública asegurando que no se ha pactado con Bruselas lo que sí se ha pactado. Algo similar le sucede a Podemos, quien ahora rechaza aprobar lo que ellos mismos, como miembros del gobierno, ha acordado con Bruselas. Un teatro a costa de las pensiones futuras de los españoles.

Inflación al 5,4%

La inflación en España durante el mes de octubre de 2021 se elevó finalmente al 5,4%. En Estados Unidos, la cifra alcanza ya el 6,2%. Estamos asistiendo, pues, al mayor rebrote inflacionista de los últimos 30 años. De momento, parece que las causas se circunscriben a la existencia de unos misteriosos cuellos de botella que están elevando los costes de muchos factores productivos, pero el riesgo es que esa inflación, de momento relativamente localizada, termine permeando a otros rincones de la economía. Cuanto más tiempo se prolongue, cuanta mayor sea su duración, más probable será que los precios de otras mercancías o los salarios de los trabajadores terminen aumentando. Y si lo hacen, podemos entrar en una espiral precios-salarios en la que los bancos centrales pierdan el control.

Cuellos de botella

La causa original que está disparando la inflación son los cuellos de botella que han emergido en algunos sectores de la economía (como las materias primas, los semiconductores o los contenedores) que estarían disparando los costes de muchas mercancías. Pero, ¿por qué han aparecido tan de repente? Esta semana, el Banco Central Europeo y el Banco de Pagos Internacionales de Basilea han esbozado una respuesta. Por un lado, la inversión se contrajo en 2020 como consecuencia de la pandemia, lo que ha socavado la capacidad productiva de muchos sectores de la economía global. Por otro, la composición de la demanda mundial ha cambiado: hemos pasado a comprar más bienes manufacturados y menos servicios que antes de la pandemia, lo que ha tensionado una oferta inadaptada para ello. Demanda más alta que la oferta, inflación.