Menos recursos
Los precios suben cuatro veces más que los salarios y devoran el poder adquisitivo de los españoles
Mientras que el IPC se dispara en noviembre hasta el 5,6%, los sueldos pactados en convenio apenas avanzaron un 1,55% hasta octubre
Los españoles son cada vez más pobres. No porque sus salarios no suban, sino porque lo hacen muy por debajo de los precios, lo que está devorando su poder adquisitivo. En noviembre, el Índice de Precios de Consumo (IPC) continuó con la escalada que inició hace once meses y subió un 0,4% en relación al mes anterior, lo que situó su tasa interanual en el 5,6%, dos décimas más que en octubre y su nivel más alto en 29 años. Este incremento de los precios, sin embargo, no ha venido acompañado de una revisión de los sueldos en la misma línea. Los salarios pactados en convenio subieron de media un 1,55% hasta octubre, apenas una cuarta parte de lo que lo hicieron los precios, según los últimos datos de la estadística de negociación colectiva el Ministerio de Trabajo y Economía Social. En el caso de los perceptores del salario mínimo interprofesional (SMI), el incremento aprobado para los últimos cuatro meses del año, 1,6%, tampoco es suficiente para cubrir el diferencial con el IPC.
Si se tiene en cuenta el IPC interanual promedio de doce meses (de diciembre del año anterior a noviembre del ejercicio en vigor), la nueva fórmula de revalorización recogida en el proyecto de ley de reforma de las pensiones, la subida media de los salarios tampoco alcanza para compensar el incremento de los precios, pues esta media se eleva hasta el 2,5%. Los sueldos pactados, de hecho, están incluso por debajo de las directrices marcadas en el Acuerdo Interconfederal para el Empleo y Negociación Colectiva (AENC) 2018-2020, que planteaba subidas salariales de en torno al 2% más un punto ligado a conceptos como la productividad, los resultados empresariales y el absentismo laboral.
Según Estadística, en el comportamiento interanual del IPC destaca la subida de los precios de la alimentación y, en menor medida, de los carburantes y lubricantes para vehículos personales, en contraste con los descensos que experimentaron en noviembre de 2020. Por contra, el INE destacó un descenso de los precios de la electricidad en noviembre de este año frente al mismo mes del año pasado.
Choque de visiones
El desbocado incremento de los precios, que el Gobierno y organismos como el Banco de España o el Banco Central Europeo (BCE) consideran transitorio, está provocando ya tensiones dialécticas entre empresarios y sindicatos que aventuran dificultades a la hora de negociar futuras revisiones salariales. La Unión General de Trabajadores (UGT) advirtió de que la subida de noviembre mantiene la pérdida de poder adquisitivo de los salarios, empeora su calidad de vida de los trabajadores y pone en riesgo la recuperación tras la pandemia y la creación de empleo. Para garantizar la recuperación y el nivel de vida de los trabajadores, UGT instó al Ejecutivo a cumplir con los compromisos contraídos para esta legislatura, como la subida del SMI a los 1.000 euros en enero de 2022, con el objetivo de elevarlo hasta el 60% del salario medio en 2023. El sindicato también insiste en la derogación de la reforma laboral de 2012, que “provoca que el empleo creado siga siendo precario y escasamente remunerado”.
Unai Sordo, secretario general de CC OO, también defendió un incremento de salarios en línea con los precios porque los salarios “no provocan subidas de precios” y “no hay riesgo” de que un alza de sueldos provoque una “espiral” de la inflación.
La visión de los empresarios y otros organismos es muy diferente a la de los sindicatos. La patronal CEOE advirtió el fin de semana en las Jornadas de Economía de S’Agaró (Girona) de que no se puede entrar en una carrera por igualar salarios e inflación. Su vicepresidente, Íñigo Fernández, explicó que las empresas, como consecuencia de esta crisis, han visto disminuidos sus márgenes casi un 10% al haber vinculado a ese apartado el aumento de coste de materias primas, precios industriales o energía. Sin embargo, creen que el incremento de precios va a ser “temporal”, por lo que Fernández instó a ser “prudentes” para que no haya “efectos de segunda ronda que generen un aumento de inflación”. Cada país europeo, dijo, experimenta “inflaciones distintas”, pero con la misma moneda. Y una divergencia en ese apartado “de España respecto a Alemania” le haría perder “mucha competitividad”, con un impacto en el empleo. Más que subir sueldos, dijo ayer su presidente, Antonio Garamendi, lo importante es que las empresas vendan más y se genere más empleo. “Hay que ver cómo conseguir que haya más empleos (...) porque la clave en pensiones, en recaudación fiscal, consiste en que España cree más empleo y no ir en sentido contrario a lo que España necesita”, dijo Garamendi.
En línea con los empresarios, el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, que ayer mismo insistió también en el carácter transitorio de la inflación, alertó del riesgo de generar un “círculo vicioso” si los salarios aumentan en la misma proporción que los precios. Argumentó que “para capear el temporal” de inflación y que el choque sea “solo temporal” es importante la actitud de los agentes económicos. “Para que la inflación sea transitoria el papel de la negociación salarial es muy importante”, dijo el gobernador, que defendió un “pacto de rentas”.
Por su parte, el vicepresidente del BCE, Luis de Guindos, aseguró que la inflación “se va desacelerar el próximo año”, pero para lograrlo llamó a “evitar cometer errores” que generen efectos de segunda ronda, como trasladar el aumento de los precios a los salarios. La inflación es “transitoria”, concluyó De Guindos, que advirtió a la vez de que si se “desencaja” la inflación del nivel del 2%, porque los salarios suben al mismo ritmo que los precios, entonces “la inflación será más duradera de lo proyectado”.
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