Macroeconomía

El PIB no recupera ni la mitad de lo perdido en 2020 y se desvía 18.000 millones de los Presupuestos

La economía española solo creció un 5% en 2021 tras hundirse un 10,8% en 2020 con el estallido de la pandemia. El INE certifica un desfase de 60.000 millones frente a la optimista e inflada previsión inicial del Gobierno

Evolución del PIB
Evolución del PIBJosé Luis Montoro

La economía española cerró 2021 con un crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) del 5%, la mayor en 21 años, recuperando la senda de las tasas positivas que tuvo en los seis años anteriores previos al 2020. Sin embargo, este aumento del PIB se sitúa claramente por debajo del que pronosticaba el Gobierno para el cierre del año, situado en el 6,5%, pero medio punto por encima de las últimas previsiones del Banco de España y la OCDE (4,5%) y más o menos en línea con las estimaciones del Fondo Monetario Internacional (4,9%), la AIReF (5,1%), Funcas (5,1%) o BBVA Research (5,1%). Esto confirma que el optimismo mostrado por la ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, y su equipo ministerial estaba significativamente errado, pese a las consecutivas advertencias de todas las instituciones y organismos.

Ayer mismo pareció que seguían sin darse por aludidos y, a través de un comunicado, el departamento que dirige Calviño seguía defendiendo que el crecimiento «mantiene el dinamismo de la actividad económica en un entorno internacional complicado y confirma la aceleración de la actividad en el segundo semestre del año, a pesar de la variante ómicron, los elevados precios de la energía, los cuellos de botella y las tensiones geopolíticas». Asuntos Económicos insistió en que «el impulso de las inversiones y reformas del plan de recuperación nos va a permitir ser uno de los motores del crecimiento económico, como pronostican los principales organismos internacionales».

Pero los números son tozudos y no dejan lugar a dudas. El crecimiento del 5% en 2021 significa que la economía española creció menos de la mitad de lo perdido durante 2020, cuando se produjo un retroceso del 10,8%. Eso, en dinero contante y sonante, son alrededor de 69.000 millones de euros que se habrían quedado por el camino y que el Gobierno pretende recuperar ya este año, con su estimación de crecimiento del 7% –que ya ha sido también significativamente rebajada por el Banco de España (5,4%) y el resto de instituciones económicas–.

Tampoco cuadran las cuentas sobre las estimaciones que mantiene Economía desde el pasado mes de octubre. Ese 5% de crecimiento del PIB avanzado por el INE es 1,5 puntos inferior al 6,5% con el que Calviño pretendía cerrar el año pasado. Hay que recordar que en el pasado mes de abril ya rebajó del 7,2% al 6,5% su predicción, y desde entonces ha mantenido intacta esa idea, pese a que los indicadores apuntaban ya con claridad en sentido contrario y negaban que se pudiera mantener hasta final de año el acelerón vivido en el tercer trimestre. Esta desviación sobre la estimación gubernamental provocará un agujero en los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 18.000 millones de euros, ya que las cuentas se han realizado en base a ese crecimiento del 6,5%.

Si nos atenemos a la previsión inicial más optimista realizada por la ministra de Economía –allá por enero del año pasado y que marcó un crecimiento en 2021 del 9,8%, contando con la llegada de los fondos europeos–, la desviación final que se habría producido alcanzaría los 60.000 millones de euros, al ver reducido el incremento del PIB en 4,8 puntos.

Hasta ahora, ninguna de las llamadas de atención realizadas por organismos, instituciones y bancos al parón en el crecimiento han convencido a los gurús económicos del Ejecutivo. El Ministerio actualiza sus previsiones según marca el ciclo económico –en abril con el Programa de Estabilidad, y en octubre, con el Plan Presupuestario–. Pero la presión que están ejerciendo las últimas actualizaciones dentro y fuera de España, sumadas al latigazo de ómicron, el encarecimiento de la energía, los problemas de suministros y de transporte, el encarecimiento de los costes de producción y de la materias primas –que han elevado la inflación hasta el 6,5% en diciembre y una media anual del 3,1%– y la puntilla de ayer del INE pesan ya como una losa. Por eso, fuentes gubernamentales confirmaron a LA RAZÓN que «el Gobierno siempre es muy sensible a los datos y si hay que hacer cambios se harán, pero a su debido momento».

En esta línea, desde el Ejecutivo defendió ayer que el país se encuentra «en una buena situación de partida» para que la subida del PIB de 2022 sea de hecho superior a la del último ejercicio, con las inversiones generadas por los fondos europeos Next Generation. Pero estos argumentos no convencen. El líder de la oposición, Pablo Casado (PP), consideró que los datos del INE dan «otro batacazo» al Ejecutivo, ya que el crecimiento se situó «al cierre del año un 23% por debajo de lo aprobado en Presupuestos» Casado instó al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a que «deje de mentir» y revise ya sus previsiones.

Al margen de las cifras globales, la pérdida de seis décimas en diciembre respecto al dato observado entre julio y septiembre -del 2,6% al 2%- muestran una clara desaceleración, que se debe, según el INE, a la caída del consumo de los hogares, que se contrajo un 1,2% en un contexto marcado por la expansión de la sexta ola y por la vuelta al ahorro de las familias en previsión de una mala evolución de la economía. Por este parón, la patronal CEOE retrasa «la recuperación de la economía a niveles precovid hasta 2023».