Agricultura

La sequía pone al campo contra la cuerdas

La palabra que más se repite en estos días entre los agricultores es sequía y la frase más utilizada es «necesitamos que llueva ya»

Inmediaciones del pantano de La Baells, que se encuentra al 56% de su capacidad.
Inmediaciones del pantano de La Baells, que se encuentra al 56% de su capacidad.Lorena SopênaEuropa Press

Ayer, atravesando las montañas del Sistema Central, se podía constatar la escasez de nieve, lo que significa que no hay reservas de agua de cara a la primavera o el verano. No es una situación exclusiva de la zona centro de la Península y también se registra en mayor o menor medida en otras cadenas montañosas. El problema se agrava si se tiene en cuenta que estamos a principios de febrero, uno de los momentos en los que debería haber más cantidad de nieve en las montañas.

Primera conclusión: salvo que nieve en el próximo mes y medio en cantidades importantes, el deshielo será muy corto y los embalses no recogerán mucha agua para hacer frente a la campaña de riegos de primavera y verano. Pero es que, en estos momentos una parte del campo español agoniza porque ha llovido muy poco durante los últimos meses, lo que provoca escasez de pastos para el ganado y que el desarrollo de las cosechas que están en curso, como la de los cereales de otoño-invierno, peligre. Y no es una exageración.

Cuando se habla con los agricultores y ganaderos de Andalucía, Extremadura, Castilla la Mancha, Castilla y León, Madrid, Murcia, la Comunidad Valenciana, Aragón, la Rioja, parte de Navarra y de Cataluña la palabra que más se repite en estos días es sequía y la frase más utilizada es «necesitamos que llueva ya». La pregunta que formulan es «pero, ¿cuándo va a llover?».

De momento, y a corto plazo, no parece que vaya a caer agua, por lo menos donde más se necesita. Ya han tenido lugar la primeras rogativas y procesiones con el santo correspondiente, aunque como dijo un obispo una vez ante las peticiones de los labradores «si queréis sacamos a la virgen, pero no está para llover». Si continúa la sequía, habrá malas cosechas; si no se puede regar, se resentirán las producciones, los cultivos leñosos y los árboles y lo mismo la ganadería. La renta de los agricultores y ganaderos caerá. Pero también disminuirá la oferta de alimentos, lo que debería provocar subidas de precios y agravar la inflación que ya padecemos.