Agricultura
La sequía pone al campo contra la cuerdas
La palabra que más se repite en estos días entre los agricultores es sequía y la frase más utilizada es «necesitamos que llueva ya»
Ayer, atravesando las montañas del Sistema Central, se podía constatar la escasez de nieve, lo que significa que no hay reservas de agua de cara a la primavera o el verano. No es una situación exclusiva de la zona centro de la Península y también se registra en mayor o menor medida en otras cadenas montañosas. El problema se agrava si se tiene en cuenta que estamos a principios de febrero, uno de los momentos en los que debería haber más cantidad de nieve en las montañas.
Primera conclusión: salvo que nieve en el próximo mes y medio en cantidades importantes, el deshielo será muy corto y los embalses no recogerán mucha agua para hacer frente a la campaña de riegos de primavera y verano. Pero es que, en estos momentos una parte del campo español agoniza porque ha llovido muy poco durante los últimos meses, lo que provoca escasez de pastos para el ganado y que el desarrollo de las cosechas que están en curso, como la de los cereales de otoño-invierno, peligre. Y no es una exageración.
Cuando se habla con los agricultores y ganaderos de Andalucía, Extremadura, Castilla la Mancha, Castilla y León, Madrid, Murcia, la Comunidad Valenciana, Aragón, la Rioja, parte de Navarra y de Cataluña la palabra que más se repite en estos días es sequía y la frase más utilizada es «necesitamos que llueva ya». La pregunta que formulan es «pero, ¿cuándo va a llover?».
De momento, y a corto plazo, no parece que vaya a caer agua, por lo menos donde más se necesita. Ya han tenido lugar la primeras rogativas y procesiones con el santo correspondiente, aunque como dijo un obispo una vez ante las peticiones de los labradores «si queréis sacamos a la virgen, pero no está para llover». Si continúa la sequía, habrá malas cosechas; si no se puede regar, se resentirán las producciones, los cultivos leñosos y los árboles y lo mismo la ganadería. La renta de los agricultores y ganaderos caerá. Pero también disminuirá la oferta de alimentos, lo que debería provocar subidas de precios y agravar la inflación que ya padecemos.
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