Economía
La guerra de Putin pone en jaque al sector turístico español
►El conflicto podría dejar contra las cuerdas a una industria que empezaba a recuperarse del duro golpe asestado por la COVID-19
La escalada de la guerra de Ucrania está poniendo en jaque el despegue del sector turístico español. Cuando empieza a dar signos de recuperación tras el duro golpe asestado por la COVID-19, el escenario bélico abierto por el presidente ruso Vladimir Putin amenaza con llevar de nuevo a la cuerda floja a un sector clave para nuestro país, con un peso tradicional sobre nuestro PIB del 12,5%.
La decisión de Rusia de cerrar su espacio aéreo a los vuelos de aerolíneas de 36 países, entre ellos todos los de la Unión Europea, en respuesta a la misma medida adoptada por estos Estados tras el inicio de la intervención militar rusa, ha llevado al sector hotelero y de viajes a mostrar ya su preocupación. Desde Barceló apuntan que «si bien es pronto para hacer balance del impacto del conflicto en las reservas para este verano en nuestros principales destinos de costas e islas, la guerra podría repercutir negativamente en la recuperación de la demanda internacional como consecuencia de la incertidumbre, así como de las restricciones aéreas que se puedan mantener y/o imponer que afecten a la movilidad desde nuestros principales mercados emisores». Añaden que, de momento, en el corto plazo, han visto cancelaciones de reservas en aquellos destinos con mayor dependencia del mercado ruso como Egipto, Emiratos Árabes Unidos y Turquía. Además de México y República Dominicana, donde se han suspendido temporalmente todos los vuelos procedentes de Rusia. «Según como evolucione la guerra en Ucrania, la dureza de las medidas que se apliquen contra Rusia y la duración de las mismas, las consecuencias pueden ser muy negativas para la recuperación del sector turístico», señalan desde este grupo hotelero.
Hasta ahora, las reservas y las capacidades aéreas apuntan a que en Semana Santa y en verano debería recuperarse el 80% de la actividad turística española de 2019, así como los niveles de gasto de ese año (cuando los extranjeros se dejaron 92.337 millones de euros en nuestro país), señala el secretario de Estado de Turismo, Fernando Valdés.
Jorge Marichal, presidente de Cehat (Confederación española de alojamientos y hoteles turísticos), cree que la guerra afectará a la «recuperación del turismo internacional, puede que incluso ya se estén viendo los efectos en las reservas de Semana Santa, porque ante tanta inestabilidad, la gente retrasa sus decisiones de compra». Si bien en nuestro país «aún no se han producido cancelaciones, sí se han estancado las reservas», comenta Marichal. Para Meliá, «la noticia de la guerra es nefasta para todos, también para la economía y para el turismo, por cuanto genera crisis económica, incremento de los costes energéticos e incertidumbre, que podrían tener un impacto indirecto difícil de estimar, si bien la demanda de viajes “post-pandemia” es muy fuerte y resiliente».
En opinión de José Luis Zoreda, vicepresidente ejecutivo de Exceltur (el holding formado por 34 de las más relevantes empresas de toda la cadena de valor turística), los efectos sobre el turismo serán inversamente proporcionales a lo que dure la guerra. «Hoy sabemos que los rusos no vendrán a España en los próximos meses, pero si el conflicto se alarga hacia un escenario de tercera guerra mundial, tendrá una incidencia directa sobre el turismo europeo».
En 2019 el turismo ruso no llegó a representar más del 1,57% del total de turistas que llegaron a nuestro país, sin embargo hay regiones como la Costa Dorada, donde el ruso es su tercer mercado por importancia, por lo que España tendrá que redoblar sus esfuerzos para cubrir ese vacío. Los 1,3 millones de rusos que llegaron a España gastaron casi 2.000 millones de euros (1.992,5 millones de euros), el 2,16% del total. La pandemia que se desató en 2020 hundió la actividad turística y, en el caso de los viajeros rusos, tan solo vinieron 146.647 que gastaron 201,69 millones de euros.
El pasado año las llegadas internacionales a España crecieron sustancialmente, pero en el caso ruso bajaron aún más con la llegada de casi 134.000 turistas rusos por las limitaciones a su entrada en España a aquellos que no tenían la pauta de vacunación completa reconocida por la Agencia Europea del Medicamento ni por España (hay que recordar que se vacunaron con la vacuna rusa Sputnik). Los rusos buscaron entonces otros destinos en los que pasar sus vacaciones, destinos como Turquía.
Costes energéticos
Otro efecto negativo del conflicto para el turismo proviene del ascenso de los costes energéticos en las aerolíneas, hoteles y otros sectores. En los últimos meses los precios energéticos se han disparado un 400%,lo que puede presionar al alza los precios de los vuelos y de los paquetes vacacionales. «Al sector hotelero le afectará la subida de los transportes, porque los turistas vienen en avión. Los paquetes vacacionales también se van a encarecer y eso no nos viene bien. Sin duda el sector va a perder competitividad. Afectará sobre todo a las islas, que están entre los destinos más elegidos por los extranjeros. Esperemos que la crisis pase pronto y que las esperanzas que teníamos puestas en la recuperación del sector no se vuelvan a diluir», señala Marichal, presidente de Cehat.
Carlos Garrido, presidente de la Confederación española de agencias de viajes (Ceav), avanza que los primeros afectados serán los países más cercanos al este de Europa, y en cuanto a España señala que de momento «no ha habido cancelaciones porque tampoco ha habido reservas».
La época dorada
A España llegaron en 2021 31,1 millones de viajeros, muy lejos de los 83,5 millones de 2019, una época dorada para el turismo español. 2021 fue testigo de una recuperación parcial y llena de altibajos de la actividad por la paralización de los viajes hasta marzo y el efecto en el final de año de la sexta ola de la pandemia. El turismo español no fue capaz de consolidar la recuperación, y aunque cerró con mejores datos que en 2020, todavía está lejos de los obtenidos en 2019.
El PIB turístico registró el año pasado 88.546 millones de euros, un 42,8% todavía por debajo del valor que generaba el turismo en 2019, situándose en los valores que alcanzaba en 2003. Una recuperación en 2021 de 36.039 millones de euros respecto a la actividad con la que cerró 2020, lo que eleva la participación del turismo en el PIB del conjunto de la economía española al 7,4%, frente al 5,5% de 2020.
A lo largo de 2021 el empleo ha mostrado un comportamiento casi 20 puntos mejor que la actividad turística, reflejando la apuesta empresarial por la incorporación de personal para recuperar la normalidad y la relevancia de los esquemas de los ERTE para hacerlo posible. La caída del PIB del 42,8% contrastó con el descenso medio del empleo turístico del 23,8% a lo largo del año.
Pero la sexta ola generada por la Ómicron supuso a partir de mediados de noviembre un súbito parón de 10 puntos en las ventas de las empresas turísticas, cortando la recuperación que se venía produciendo desde mayo, lo que complica enormemente el primer trimestre de 2022 (el PIB turístico pasa de descender un 15,2% en octubre respecto a los valores de 2019, a un 19,3% en noviembre y un 24,1% en diciembre).
El año 2021 demostró la fuerte demanda latente y las ganas de viajar de la población, con una demanda española que ejerce de puntal de la recuperación del turismo en España, tras el fin del estado de alarma en mayo (a partir de entonces sus pernoctaciones en todos los alojamientos reglados igualan a las de 2019). Las restricciones a la movilidad volvieron a limitar la recuperación del turismo extranjero en España, que cerró 2021 con un descenso de los ingresos del 59,7% (29.000 millones de euros) y 31 millones de llegadas de turistas, desbancando Alemania y Francia a Reino Unido como principales mercados tras el español.
Desde el sector se confía que 2022 consolide la recuperación turística en un año que debería ir de menos a más, por el complejo primer trimestre derivado del impacto de la sexta ola (los empresarios esperan una caída del 33,2% de sus ventas respecto al primer trimestre de 2019, frente a la caída del 24% con el que se cerró el último trimestre de 2021), impulsado por una notable recuperación que se espera a partir de abril por la Semana Santa. Exceltur, espera recuperar este año el 87,5% del PIB turístico español hasta alcanzar los 135.461 millones de euros y recuperar 47.000 millones de euros respecto al valor alcanzado en 2021. De cumplirse este escenario supondría recuperar una contribución del sector turístico a la economía del 10,5%, más cerca de su récord del 12%. «Algunas zonas de España tendrán muy buen año, pero otras que dependen más del turismo de negocio tendrán un recorrido menos esplendoroso como son Madrid y Barcelona, por lo que creemos que es necesario extender los Expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) más allá del verano», señala José Luis Zoreda.
Prorrogar los ERTE
El pasado febrero el Gobierno decidía prorrogar por sexta y última vez esta figura asociada a la pandemia del coronavirus, hasta el 31 de marzo, un plazo que Zoreda considera insuficiente porque, según apunta, muchas empresas aún no saben si para entonces tendrán la capacidad de absorber el empleo que a día de hoy aún está en ERTE. Ahora se une la guerra en Ucrania y los problemas que pueden derivarse sobre el turismo, lo que hace, según el vicepresidente ejecutivo de Exceltur, más necesario que nunca alargar este mecanismo de protección de los trabajadores de la industria turística.
Barceló mantiene un moderado optimismo en cuanto a la ocupación de sus hoteles en Semana Santa. Prevé que sea del 65%, cinco puntos menos que la registrada en 2019. Augura un buen comportamiento de la demanda para el verano de los principales mercados internacionales, especialmente Reino Unido y Francia, así como del mercado nacional. Desde Meliá apuntan que la recuperación paulatina de Ómicron va dando cada vez más confianza y, a pesar del «retraso» en las reservas, se espera un repunte muy potente de las mismas a corto plazo.
Hasta 2023 no se espera la vuelta a los 80 millones de turistas. La guerra abre nuevas incógnitas porque se sabe que el turismo opera mejor en un contexto de estabilidad, y eso ahora no lo tenemos.
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