Ventas
Los productos falsificados y pirateados se disparan tras la pandemia
Las importaciones de este tipo de artículos alcanzaron los 119.000 millones de euros en 2019, es decir, el 5,8% de todos los productos que entran en la Unión Europea
El negocio de las falsificaciones de productos es una realidad existente que ha experimentado un crecimiento bastante amplio en el mercado durante la pandemia del coronavirus. La crisis sanitaria ha supuesto nuevas oportunidades para el comercio de productos falsificados y pirateados, haciendo que los delincuentes adapten sus modelos de negocio a la nueva demanda mundial, según revela la última Evaluación de las amenazas de los delitos contra la propiedad intelectual, redactada conjuntamente por la Europol y la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO).
Tanto la falsificación como la piratería constituyen una grave amenaza parala salud y la seguridad de los consumidores y en general, para la economía europea. Tanto es así que las importaciones de este tipo de productos alcanzaron los 119.000 millones de euros en 2019, es decir, el 5,8% de todos los productos que entran en la Unión Europea, de acuerdo con los últimos datos de la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
“La pandemia de la COVID-19 ha facilitado nuevas oportunidades de negocio a los delincuentes en la distribución de productos falsificados y de calidad inferior. En el mejor de los casos, estos productos no funcionan tan bien como los auténticos. En el peor de los casos, pueden acarrear consecuencias catastróficas. Los falsificadores sin escrúpulos deben ser los únicos que paguen un precio elevado”, sostiene la directora ejecutiva de Europol, Catherine De Bolle.
Por tanto, en el día a día, el consumidor se topa con una gran cantidad de productos falsificados, que ya no solo se encuentran dentro de las categorías de ropa y artículos de lujo, sino que se está generando un comercio creciente de productos que pueden dañar la salud humana como medicamentos, alimentos o incluso cosméticos.
En los últimos años, los casos de productos farmacéuticos falsificados se han detectado cada vez con mayor asiduidad, y además, su distribución se ha trasladado en su mayoría de los mercados físicos a los mercados en línea. En este sentido, estos productos en gran medida proceden de fuera de la Unión Europea, aunque también pueden generarse en laboratorios ilegales dentro de la propia UE, los cuáles son difíciles de detectar y pueden establecerse con relativamente pocos recursos.
En su mayoría, las falsificaciones en el mercado de la UE se producen fuera de Europa, principalmente en China y otras partes de Asia, aunque la fabricación interna dentro de la propia UE es una tendencia al alza y en algunos casos cuentan con modernas instalaciones de producción en las que montan los productos semielaborados.
Por su parte, la producción de productos alimenticios ilícitos, sobre todo de bebidas, se ha sofisticado, haciendo que algunos falsificadores abarquen toda la cadena de suministro y distribución; e incluso se siguen detectando vulneraciones de las indicaciones geográficas protegidas.
No obstante, el objetivo principal de los falsificadores siguen siendo las categorías de ropa, los accesorios y los artículos de lujo; ya que estos son los más vendidos tanto en mercados en línea como en los mercados físicos. Tanto es así, que aproximadamente 66 millones de estos productos se incautaron por las autoridades de la UE en 2020.
Modo de actuación de las redes delictivas
La digitalización ha generado numerosos cambios en los modelos de negocio actuales, haciendo que muchas empresas se instalen en las plataformas digitales y la distribución de productos falsificados no podía ser menos, ya que estos están basados principalmente en estos portales.
Asimismo, la llegada de la pandemia ha acelerado y reforzado esta tendencia del consumo generaliza en línea, por tanto, estos productos se ofrecen a través de estos mercados a través de transmisiones en directo, vídeos y publicidad en las plataformas de medios sociales o incluso en servicios de mensajería instantánea. Estos suelen llamar la atención de los clientes ya que muestran descuentos engañosos o productos de marca a precios muy por debajo de lo establecido, haciendo que no se puedan resistir y acaben adquiriéndolos, lo que supone grandes beneficios para los delincuentes, mientras corren relativamente pocos riesgos.
En este sentido, su evolución ha provocado que los delitos contra la propiedad intelectual (PI) sean una de las prioridades de la Unión Europea en la lucha contra la delincuencia organizada y las formas graves de delincuencia de 2022 a 2025, en el marco de la plataforma multidisciplinar europea contra las amenazas delictivas.
“Los delincuentes han demostrado su capacidad de adaptarse a las nuevas oportunidades propiciadas por la pandemia, y debemos seguir apoyando, a través de nuestra estrecha colaboración con Europol, los esfuerzos de las fuerzas y cuerpos de seguridad en la lucha contra los delitos relacionados con la PI”, asegura el director ejecutivo de la EUIPO, Christian Archambeau.
Otros productos falsificados en el mercado
Además de las categorías de la ropa, los accesorios y los artículos de lujo, existen otras que se encuentran entre las principales de productos falsificados incautados como la de los teléfonos móviles, sus accesorios y componentes, los cuales se venden en grandes cantidades durante los días especiales de rebajas como el Black Friday y el Cyber Monday. Asimismo, los falsificadores han sabido aprovechar la reciente escasez mundial de suministro de chips semiconductores, para vender más productos de este tipo.
En el caso de los perfumes y los cosméticos, la producción ilícita se refiere a productos de uso cotidiano, como champú, pasta dentífrica o detergentes.
Por su parte, el comercio de plaguicidas ilícitos sigue siendo una actividad de bajo riesgo y alta rentabilidad, que además presenta una elevada demanda y una escasez de sanciones para los infractores.
Del mismo modo, el coronavirus provocó una mayor oferta de contenido digital ilícito, que a menudo está vinculado a otras actividades de ciberdelincuencia. La piratería es en la actualidad un delito digital, y los sitios web que distribuyen ilegalmente contenidos audiovisuales están alojados en servidores de toda Europa, Asia y Oriente Medio.
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