SMI

Las pymes desmienten al Gobierno: el salario mínimo es de los más altos de Europa

Cepyme demuestra que lo hace por encima del 60% en las empresas de menos de 50 trabajadores y en 12 autonomías se sitúa en franjas muy cercanas al 80% del salario medio sectorial. En todas, el SMI es más del 60% de la remuneración promedio en Servicios

Salario Mínimo Interprofesional en las PYMES
Salario Mínimo Interprofesional en las PYMESTeresa Gallardo

El Salario Mínimo Interprofesional (SMI) se sitúa casi diez puntos por encima del objetivo del Gobierno para esta legislatura, es decir, supone ya el 69,5% del salario medio en las empresas de menos de 50 trabajadores, por lo que está muy por encima del objetivo marcado en el acuerdo de Gobierno entre PSOE y Podemos de alcanzar hasta el 60% de la retribución media a nivel nacional. Además, las subidas consecutivas que ha experimentado el salario mínimo interprofesional (SMI) en los últimos seis años se ha elevado un 52,6%, pero ha evitado la creación de 161.000 puestos de trabajo en pequeñas y medianas empresas.

En cinco autonomías -en las que trabajan 6,1 millones de personas, el 30% del total- ronda o supera el 65%: Canarias, Extremadura, Murcia, Andalucía y Castilla-La Mancha y esa misma situación alcanza a 18 provincias, llegando al extremo en Zamora y Ávila, donde el SMI supera el 75% del salario medio. El informe aporta un dato más: en todas las comunidades autónomas, el salario mínimo es más del 60% de la remuneración promedio de las empresas pequeñas de Servicios. Es más, en 12 autonomías, ya se sitúa en franjas muy cercanas al 80% del salario medio sectorial.

Esta son algunas de las principales conclusiones que se presenta el informe ‘El impacto de la subida del SMI en las pymes’, elaborado por la patronal Cepyme, con el que vuelve a demostrar que son las pymes las empresas que más están “sufriendo el impacto de la subida” del SMI. El informe asegura que este tipo de empresas ha experimentado un “mayor impacto” con las subidas del SMI que las grandes compañías, sobre todo en el caso de las del sector servicios y en determinadas regiones.

Entre 2016 y 2022, el salario mínimo pasó de 655 a 1.000 euros, completando un incremento del citado 52,6%. En ese mismo período, el incremento fue solo del 13,1% en Holanda y Grecia, y aún menos en Alemania, Bélgica y Francia. El contraste es aún mayor con los seis países comunitarios que no tienen un salario mínimo legal (Suecia, Italia, Austria, Dinamarca, Finlandia o Chipre), países en los que apenas se incrementó.

Cepyme va aún más lejos en sus afirmaciones y demuestra con números que en ningún país de la Unión Europea el salario mínimo es igual o mayor al 60% del salario medio. Solo en cinco países supera el 50% del salario medio. Con el incremento a 1.000 euros, España se reafirmó como el segundo país en el que el salario mínimo legal es mayor en proporción al salario medio, con un 54,1%. Solo Eslovenia supera a nuestro país (56%). En Bélgica, Holanda, Alemania, República Checa, Hungría y otros países, la relación entre salario mínimo y salario medio es más de 10 puntos porcentuales más baja que en España.

Asimismo, el estudio señala que la remuneración media es distinta en cada segmento de la economía, por lo que “un mismo SMI tiene un impacto diferente”. Y pone como ejemplo el sector Servicios, en el que el SMI representa el 59,2% del salario medio y, dentro de este, en las empresas de menos de 50 trabajadores, alcanza el 69,5%. Así, en las ramas de actividad de la hostelería, otros servicios, actividades administrativas, arte y ocio y comercio, en las que trabajan 6,5 millones de personas (el 42% del empleo privado no agropecuario), ha generado una mayor tensión salarial ya que el SMI supera el 65% de la remuneración media e incluso supera el 80% en tres de estas ramas.

El informe detalla también que se podrían haber creado 131.600 empleos más en las pymes en los últimos seis años “de haber crecido el salario mínimo de forma moderada, como en el trienio anterior”, es decir, entre 2013 y 2016, cuando aumentó 10 euros, de los 645 a los 655 euros (el 1,5%). Además, añade que “con un salario mínimo moderado desde 2019, podrían haberse creado otros 29.400 puestos de trabajo” adicionales, un comportamiento que tiene un sesgo de género, ya que impacta en mayor medida entre las mujeres. Defiende que entre 2016 y 2019 la subida del SMI fue del 37,4%, lo que provocó que la creación de empleos elementales se “desacelerara fuertemente” y que, sin embargo, creciera más deprisa la creación de puestos de trabajo más cualificados. “Hay que tener en cuenta que el salario mínimo afecta por su propia definición a las ocupaciones que no exigen tanta capacitación ni experiencia y a la que, por lo tanto, le corresponden las menores remuneraciones, al ser también las menos productivas para la economía”, avisa Cepyme.

Critica también que los incrementos del salario mínimo han influido directamente en la negociación colectiva, dejando “obsoletos” muchos convenios en vigor e interfiriendo, por tanto, en muchas de las 4.500 mesas de negociación colectiva que están conformadas en España. Por ejemplo, en el sector Servicios, el SMI es el 59,2% del salario medio, pero en el caso de las empresas pequeñas del sector esta cifra se sitúa por encima del 60% en todas las comunidades autónomas.

El documento critica que este “elevado y continuado incremento del salario mínimo estimula el reemplazo de puestos de trabajo elementales por maquinaria y/o robots, pudiendo tener, como consecuencia imprevista, un incremento permanente del desempleo de larga duración”. También carga contra la última subida del SMI el pasado 1 de enero porque “no se ajusta al contexto económico y resulta especialmente gravoso para las pequeñas empresas, poniendo en riesgo decenas de miles de empleos”, advierte Cepyme, al tiempo que resalta las consecuencias sobre las futuras negociaciones salariales, al considerar que dicho aumento “condiciona de forma contraproducente” el Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC), en el que trabajan en la actualidad patronal y sindicatos.

Frente a los argumentos de que un alza del SMI provoca una mejora en los colectivos más vulnerables, las cifras evidencian, a juicio de Cepyme, que el impacto en la creación de empleo “daña más a las mujeres, a los jóvenes y a los trabajadores menos cualificados y sin experiencia”. Además, advierte de que “un incremento no moderado del salario mínimo puede estimular en el futuro el reemplazo de puestos de trabajo por maquinaria o robots, lo que provocaría un incremento permanente del desempleo de larga duración”.